La noticia de que el aeropuerto
de Lanzarote incrementará en 100 metros su perímetro de seguridad y que, junto
con un par de chapucillas más ya en el interior de la terminal (de la T2, en
concreto), supondrá una inversión de 3’5 millones de euros, no ha podido ser
peor recibida en la isla.
Si alguien acaba de llegar
probablemente se extrañará. Y de hecho si las cosas hubiesen sido como tenían
que ser, el motivo para la extrañeza lo tendríamos todos. Pero hete aquí que
esa inversión, la de la seguridad, supone de facto un paso atrás en las
posibilidades de desarrollo de la pista del aeropuerto.
Lanzarote lleva años, años,
esperando por Madrid. Para que el Ministerio de Fomento diga ya lo que tiene que
decir en relación a si es posible o no ampliar la pista hacia el mar o, por el
contrario, hay que ir pensando en la posibilidad de hacerlo hacia tierra.
La pista del aeropuerto de
Lanzarote hay que ampliarla. Tiene 2.400 metros y su longitud ideal, en
relación a los actuales tiempos de la aviación comercial, debe ser de 3.500.
Bien pues no parece que estemos progresando demasiado cuando en lugar de
aumentar un kilómetro lo que nos ha sucedido es que hemos perdido 100 metros.
Eso sí, los hemos ganado en
seguridad. En la seguridad de que, entre una cosa y la otra, más la inmensa deuda de AENA, ya podemos ir olvidando la idea de tener un aeropuerto de este siglo.
Comentario de portada del Informativo Matinal de Biosfera Radio