miércoles, 22 de enero de 2014

La Cámara ya no representa a todos


Ocho años, dos mandatos, han bastado para que la euforia inicial que siguió a la consecución de la independencia de la Cámara de Comercio se haya tornado en práctica indiferencia  entre el empresariado insular, cuanto no directamente en desapego. Próximo a cumplirse el plazo de la segunda legislatura las voces del desencanto ya no se ocultan. Es el caso de Agustín Márquez, miembro, ausente, del plenario: “Hace dos años que no voy por allí, es que ni abro los correos que me mandan”, asegura sin disimular su decepción por el modo que José Torres tiene de gestionar la Cámara.

En términos parecidos de desilusión se expresa uno de los históricos en la consecución de la independencia cameral, que prefiere no hacerse visible y que tampoco participa ya de las decisiones plenarias. “No es demasiado operativa en este momento”, subraya, para añadir que “antes  la Ejecutiva se reunía una vez al mes y el plenario una cada dos meses”, manifiesta en referencia a la legislatura presidida por Eduardo Spínola, “ahora creo que es cada seis meses”, concluye.

Márquez es más vehemente: “Eso (la Cámara) no sirve para nada. Para concursos de escaparates y boberías similares”. El histórico empresario de Harinera Lanzaroteña se hartó de la Cámara “cuando decidieron dejar de defender al empresariado de Lanzarote para empezar a justificar todo lo que venía del Gobierno de Canarias”.  “Ahora es una asociación”, dice Márquez, “en donde cada uno va a lo suyo”.


Otra de las cuestiones que echa en falta el miembro del Pleno cameral que prefiere no dar su nombre son las acciones exteriores. “En nuestro primer mandato realizábamos continuas misiones comerciales en busca de oportunidades de negocio al exterior. Abrimos no pocas puertas que aún hoy están siendo aprovechadas. Pero eso no sólo se hacía por ser atractivo para los empresarios locales: es obligación que el 60% de los recursos se destine a este tipo de misiones, algo que en la actualidad no sucede”.

Cerrada a un pequeño círculo de empresarios, aislada del pequeño comercio local, sin despertar mayor interés por su nula capacidad de influencia en los centros de poder autonómico, alejados aquellos que en su día hicieron frente a José Torres en las pasadas elecciones, caso de Santiago Díaz, Manuel Viera, Honorio García Bravo, Federico Toledo o el propio Agustín Márquez, entre otros, y sin comicios a la vista, no al menos hasta que haya concluido el proceso de la nueva Ley Básica de las Cámaras Oficiales de Comercio, Industria y Navegación, la institución que tantos esfuerzos individuales y colectivos precisó para emanciparse del poder provincial “vive hoy en un palacio de cristal a las afueras de la ciudad” sentencia Márquez a modo de metáfora.

jueves, 16 de enero de 2014

Por una gerencia de Urbanismo en Arrecife

Pongamos que sea cierto que el actual alcalde de Arrecife, Manuel Fajardo Feo, no se quiera pillar los dedos en la tapa del piano urbanístico de la ciudad. Y demos por hecho que le interesa agilizar la ordenación del territorio municipal, empantanada desde el siglo pasado. Y contemplemos, ahora, cómo el Plan General de Arrecife está siendo redactado por un ente externo a la isla (Gesplán) y sin que se esté generando debate alguno en torno a él. El propio alcalde ha reconocido no tener ni idea de cómo van las cosas y de por qué tanto retraso. Tiene que preguntar en Tenerife o por ahí.
Urge que los temas urbanísticos de Lanzarote en general, y de Arrecife en particular, se tomen con la seriedad que requieren. Pase que el concejal de turno no tenga ni idea de Urbanismo (pese a tener delegadas las competencias) pero ya es menos entendible que cada decisión que adopte la consulte con agentes externos al consistorio en lugar de apoyarse en personal de su Oficina Técnica. Y dirá usted: ¿pero esa no es la oficina que tarda siglos en responder, se contradice a sí misma en no pocas ocasiones y ha sido sospechosa habitual en operaciones anticorrupción? Pues oiga, sí. Pero eso tiene solución.
Para ello, primero habrá de tomarse en serio a la política en sí. No colocar tanto asesor desocupado y más emplear los recursos públicos en bien dotar aquellos departamentos de verdadera trascendencia. Sentar las bases de una Gerencia de Urbanismo profesional e independiente. Dotada de un equipo de arquitectos y abogados con tarea delegada mediante un concurso público, lejos del tradicional mandato digital y alejada, por tanto, de los vaivenes políticos.

De este modo el actual alcalde de Arrecife (y todos los que vengan detrás) no deberán temer no ya el pillarse los dedos con la tapa del piano, sino que les caiga encima todo el piano en sí.

viernes, 10 de enero de 2014

Un obrero de la política


Cuando Ginés Quintana tomó la decisión de asomarse a la cosa pública le faltó tiempo para afearme algo que yo había dicho hacía años y que molestó al claustro que él dirigía en el colegio Nieves Toledo. Fue en la primera ocasión que nos vimos para una entrevista entre el periodista y el político. Quizá lo más fácil hubiese sido tirar del andrajoso traje hipócrita que viene en el kit del candidato y hacer como si nada hubiera pasado, pero eligió la claridad sin medias tintas. A partir de ahí comenzamos a hablar desde el respeto mutuo.
Saltó a la política porque creyó que los ciudadanos necesitábamos de otros ciudadanos para ser gobernados y esa fue su primera decepción: en una isla hastiada (ya entonces) de los comportamientos políticos al uso, el proyecto no acabó de entrar con la fuerza necesaria. Y al poco se contagió del virus de la inmadurez política provocando la primera gran bronca de Alternativa Ciudadana que desembocó en fractura.
Uno, que ha tratado con todos los cargos públicos que ha tenido Lanzarote en los últimos casi treinta años, ha encontrado a poca gente como Ginés. Y desde esta experiencia les aseguro que a la isla le hubiese ido bastante mejor con más quintanas en las instituciones. Con gente menos dada a la pose artificial, carente de populismo, sin necesidad de ir a las escuelas de guiñoles a que les enseñen qué decir y cómo comportarse delante de un micrófono o una cámara. Era hombre a quien recurrir en pos de la verdad sin maquillajes. Ginés fue un obrero de la política.
Y lo fue hasta los últimos días de su vida: tomada la decisión de abandonar el cargo de consejero del Cabildo, Ginés Quintana accedió de inmediato a trabajar junto a Blanca Blancas en el grupo municipal de Arrecife que estudia el Plan General, actualmente en fase de redacción. Y en ello habría empleado la misma pasión con la que te definía los guisos que había cocinado el día anterior o el amor con el que te hablaba de su hija Nayra.

Porque al final, en la vida del obrero político, lo que importa es lo mismo que nos importa a todos: la familia, los amigos, las costumbres….la naturalidad de comportarse tal como uno es. Con su esto y su aquello. Y a Ginés Quintana eso siempre se le notó.

jueves, 9 de enero de 2014

Bienvenidos al 14

FOTO: ideasdebabel.com

Leía hace poco que en un país donde el libro de Belén Esteban ha sido el más vendido estas Navidades, en el que programas como Sálvame siguen liderando audiencias y donde Kiko Rivera (Paquirrín para los de mi generación) es un fenómeno musical, a nadie ha de extrañar que Rajoy sea el presidente de su Gobierno.
Si lo llevamos a lo canario tampoco  nos ha de chocar ver a Paulino Rivero de presidente repetidor y dando codazos para ser candidato de una región donde Manolo Vieira  insiste en los mismos chistes, Eloísa luce escote inacabable y Pepe Benavente ameniza veladas en la televisión que, se supone, existe para subrayar el 'hecho singular y diferenciador'.
Probablemente de entre todos los propósitos de Año Nuevo sea este uno de los más necesarios: crecer como sociedad. Madurar para ir acabando con estos rejos de subdesarrollo intelectual. Y a ello podemos contribuir con pequeños pasos.
A escala insular, por ejemplo, poniendo mayor empeño en divulgar la vida y la obra de las personalidades de la cultura lanzaroteña. Evitar que alguien pregunte un día quién fue César Manrique como ha ocurrido recientemente con el ‘¿Leandro qué?’ al toparnos de bruces con los acto del aniversario de su muerte.
Enterrar las políticas del cuanto más grande mejor por aquellas otras que se detienen en abrir la cáscara y mimar el fruto que lleva dentro. En definitiva: que los políticos de hoy contribuyan a formar una sociedad que, llegado el día, jubile a los políticos que actúan como los de hoy.

miércoles, 8 de enero de 2014

Cita el 13 de marzo


Parece que en Coalición Canaria se las verán ante un Juez el próximo 13 de marzo. Así lo adelantó ayer la edición digital de Diario de Lanzarote. Se trata de una etapa más que recorre la formación nacionalista que mal cerró un Congreso allá por diciembre de 2012 y que año y pico después no sólo no ha sido capaz de limar sus diferencias internas para evitar la crisis, sino que las ha aumentado multiplicando por mucho el esperpento.

El ciudadano se puede preguntar legítimamente si un partido incapaz de resolver sus cuitas domésticas es fiable para dar solución a los problemas comunes. Y ya vemos que no. Sea por ello, sea por otras razones. El caso es que en este tiempo el máximo responsable de Coalición Canaria en la isla, David de la Hoz, ha fracasado abiertamente.

Y lo ha hecho en las dos, o tres, líneas en las que debía centrar sus esfuerzos. De la Hoz se ha visto impotente para cortar la hemorragia interna que sufre su partido, ha sido incapaz de colocar a la organización insular en puestos visibles en el contexto nacional canario y ha puesto en evidencia la inutilidad de su escaño como parlamentario.

El halo de buen chico y persona honesta del que venía revestido cuando irrumpió súbitamente en la política permanece, en apariencia, intacto. Quizá se nos olvidó subrayar entonces que, además de esas cualidades, es preciso ser eficiente.

martes, 7 de enero de 2014

Con Ginés en el recuerdo

Ginés Quintana (FOTO: diariodelanzarote.com)

Quizá lo mejor que se puede decir de Ginés Quintana lo dejara escrito, en apenas cuatro líneas, el editor de diariodelanzarote.com: el malogrado maestro y político fue un hombre leal en la interlocución y sincero en la discrepancia. En efecto, de ambas cosas hacía gala Quintana: gran conversador y excepcional discrepante.

Sin embargo en una sociedad aparentemente hastiada de políticos mediocres, ni su partido, Alternativa Ciudadana, ni él personalmente tuvieron excesiva suerte en las urnas. Una espinita que llevó clavada y de la que se lamentaba en privado. Se debatía entre ser políticamente correcto (que siempre lo fue) o, por el contrario, despotricar abiertamente de una sociedad hipócrita que se dice harta de corrupción y vividores y que, llegada la cita electoral, repite –repetimos-  los mismos errores.

En mi caso lo echaré notablemente de menos. Era hombre a quien recurrir en pos de la verdad sin maquillajes. Eso tan difícil de encontrar en la política.


Ginés Quintana se fue demasiado pronto de la política y, sobretodo y fundamentalmente, de la vida.