miércoles, 27 de junio de 2007

El envite de Mela


Primeros pasos de los miembros de las corporaciones recién constituidas, y primeras intenciones que se les ven a los nuevos dirigentes. De momento, y entre todas, me ha llamado la atención la valiente –y arriesgada- apuesta personal de la presidenta del Cabildo, Manuela Armas.  Pudiera parecer, y bien parecería, que con ser la máxima responsable del Gobierno insular habría de ser suficiente. Pues no es así para Manuela. La Presidenta añade al cargo las cargas en materia de Política Territorial, Medio Ambiente, Patrimonio Histórico y Residuos Sólidos. Ahí es nada el envite.
            Manuela Armas, por tanto, asume la tutela del gran reto futuro de la isla. De entrada, a principios de julio, deberá adjudicar la nueva revisión del Plan Insular de Ordenación del Territorio. El nuevo gran libro de instrucciones de cómo queremos que funcione Lanzarote. Crecer más y a qué ritmo  o parar del todo (vale la expresión porque, como se ha demostrado, en la isla parar y estarse quieto no viene a ser lo mismo). La desclasificación de las 25.000 camas, el PTE, la Oferta de Ocio,…en fin, todas esas cosas que a los de a pié nos suenan de haberlas escuchado tantas y tantas veces y de haberlas visto lo mismo que hemos visto a San Borondón.
            Y asume más: los Residuos Sólidos. Meterle mano a una cuestión que incluye, entre otros muchos aspectos, el Complejo Medioambiental de Zonzamas que, dicho sea de paso, cada día es más complejo y menos medioambiental. La Presidenta tutelará lo que hasta la fecha ha sido otro de los grandes fracasos de la política insular. Una más de las numerosas mentiras que se nos han dicho desde la cosa política y a la que, por cierto, no es ajeno el Partido Socialista en tanto que responsable durante algunas etapas del gran agujero negro de Lanzarote.
            Será el tiempo quien demuestre si el envite de Mela acaba en partida o se queda en un farol.  De entrada demuestra determinación, seguridad, firmeza y, por qué no decirlo, un par de ovarios para imponerse en su partido al todopoderoso Espino, número dos del número uno (¿dónde está el número uno?) y coordinador de la campaña que la llevó a la presidencia. No tenía necesidad. Cualquier otro, u otra, se hubiese limitado a saborear las mieles de la Presidencia. Diplomacia y tal. Manuela, sin embargo, está convencida de que es capaz de cambiar el rumbo de la isla. Personalmente le deseé venturas el día de su toma de posesión. También lo hago público ahora. De su diligencia en la gestión dependerá la suerte futura de la isla. Cien días, como a todos.