El debate sobre las prospecciones petrolíferas vuelve al
primer plano de la actualidad tras que se haya iniciado el periodo de
exposición pública del estudio de impacto ambiental y los informes de
implantación de los sondeos exploratorios. Dos son los puntos que, de momento, están creando algo de polémica y un tercero asoma ya como uno de los asuntos
del verano.
De momento el debate se está centrando en si hay posibilidad, o no, de consultar los documentos en la isla o, por lo que parece, hay que ir a
Gran Canaria. Lo cual no deja de ser un insulto al siglo XXI y sus
posibilidades tecnológicas y un desprecio a las islas de Lanzarote y
Fuerteventura.
El otro asunto en cuestión es el detalle de publicarlo en el
mes de agosto cuando políticamente es mes considerado inhábil y tradicional de
vacaciones para la mayoría del personal.
Por último está el verdadero debate, el qué hay ahí abajo
que las prospecciones puedan poner en riesgo. De momento Repsol continúa con su
incansable campaña en los medios de comunicación afines. Ha filtrado
unas imágenes que desmotrarían, casi, casi, que la vida en el océano se ha
extinguido. Lo malo es que alguien se lo puede llegar hasta a creer
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