El Ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Manuel
Soria, ha vuelto a insistir sobre las bonanzas del petróleo para las islas. Lo
ha hecho en declaraciones a la Agencia EFE. En sus manifestaciones, Soria ha
dicho que el petróleo es compatible con el turismo poniendo de ejemplo, no se
lo pierdan, Arabia Saudí a la que el presidente del PP en Canarias ha elevado al
nivel de potencia turística.
Pero además ha vuelto a insistir en esa perversa táctica de
jugar con la situación de desempleo y precariedad laboral que asola el
Archipiélago al afirmar que el petróleo traerá no se cuántas riquezas a
Canarias. Sabe Soria, y eso es lo peligroso de su comportamiento fanático en
pro de Repsol, que eso no será así. Que los puestos de trabajo serán mínimos,
insignificantes, y que el petróleo que se saque de ahí no irá a parar a la
tienda de aceite y vinagre de la esquina donde regalarán un litro convertido ya
en gasolina cuando compremos un pack de cuatro yogures, sino que, como sucede
en todas partes del mundo, irá al mercado internacional donde España lo tendrá
que recomprar al precio que marquen los operadores.
Y, por último, omite Soria el factor medioambiental. Tras el
ridículo intento de querer hacernos ver que la vida se ha extinguido en el
océano y que por ello no hay peligro en las prospecciones, el ministro olvida
que el Medio Ambiente fue la excusa perfecta para que su propio partido, el PP,
evitara prospecciones petrolíferas en Baleares y el litoral valenciano. Todavía
recordamos la vehemente defensa del medio ambiente levantino que hizo González
Pons, que llegó a refereirse al oro verde al citar los ecosistemas en peligro
por el petróleo.
En fin, que Soria sigue a lo suyo. Defendiendo con enorme entusiasmo a
Repsol y al petróleo aunque sea a costa de tratarnos a todos como idiotas.
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