lunes, 30 de marzo de 2009

Aquel soco en La Geria


Poco después de llegar a la isla, el 9 de septiembre del 86, Agustín Acosta me llevó a La Geria en su flamante Mazda deportivo. Nos sentamos en lo que llamó soco y allí me habló de su vida pasada y de sus sueños futuros. Supe de un hombre al que, en seguida, intuí poderoso pero muy débil al mismo tiempo. Víctima de sí mismo. En lo personal no había elegido el mejor camino y se lamía las heridas por ello. En lo profesional anhelaba crear un imperio mediático que legar a sus hijos. Comimos algunos racimos, uva a uva. Alguna sabía dulce, otras un tanto agrias. O eso me parecía a mí mientras escuchaba al hombre que me cambió la vida.

Agustín se abrió a mí y yo me abrí a él. Me hizo partícipe de confidencias que morirán conmigo y asumió que aquel veinteañero de entonces quería hacerse hombre y periodista a su lado. La relación profesional duró cuatro años. La personal, tras las cicatrices, la vida que Dios me dé. Es difícil describir la intensidad de aquella relación con Agustín Acosta. Conocí gentes que se le acercaron por poder y que se alejaron por dinero, enemigos que se tornaron aduladores y pelotas que luego le escupían. Interesados que le utilizaron y que luego pretendieron dejarlo tirado.

Yo mismo bajé a las trincheras para intercambiar fuego cruzado con el hombre que tampoco fue Santo. Porque Agustín Acosta, a qué negarlo, se las cobraba, de una manera u otra, a todos cuantos se le arrimaban en busca de un ratito de gloria. Conocerlo tan de cerca me hizo rechazar muchas veces su manera de proceder profesionalmente. Pero mucho de lo poco que pueda saber se lo debo a él. Lo que copié de él y lo que decidí no copiar.

El tránsito del ser al no estar vuelve buenos a todos los hombres ante los ojos de los demás. No seré yo quien diga lo contrario. Yo, simplemente, quiero darle las gracias por contribuir a formarme como hombre y periodista. Sólo darle las gracias. Sólo darte las gracias, Agustín, por todo cuánto me diste, sin saberlo, en aquel soco de La Geria.

sábado, 28 de marzo de 2009

De la Hoz


David de la Hoz es el nuevo presidente del Comité de Arrecife de Coalición Canaria. De natural será, por tanto, el candidato de CC a la Alcaldía de Arrecife en las elecciones de 2011. No conozco personalmente a De la Hoz. de oídas, claro. Un tipo sano, que fue deportista de los llamados de élite (deportista al fin) y, además, licenciado. Está al frente de un equipo con muchas caras nuevas. Otras, supongo, inevitables…de momento. Creo que Coalición Canaria acierta.

La política de Lanzarote está muy necesitada de aire fresco. De gente que no deje de ser gente al ocupar una poltrona. De personas que, de verdad, antepongan el interés general al particular o de partido. De ciudadanos íntegros con un mínimo de sesera para no perder de vista que la institución que dirigen es prestada. De tipos, en definitiva, acostumbrados a que unas veces se gana y otras se pierde, pero que lo importante es participar.

Y creo que De la Hoz es de esos. Sus amigos me lo transmiten y mis sensaciones van por ahí. A poco que no cambie cuando regrese de la escuela de guiñoles a la que lo mandarán más pronto que tarde, De la Hoz está llamado a ser protagonista de la política conejera de los próximos años (espero que no demasiados, por aquello de la alternancia). Y a poco que en su partido le den juego, que esa es otra.

Es hora de empezar a dar las gracias por los servicios prestados a los que hasta ahora han intentado, sin éxito, que CC pintara algo en Arrecife. Tanto los veteranos como los jóvenes que han mal interpretado esto de la política. Por supuesto que la purga ha de incluir a los fichajes galácticos que todavía, motu propio, no se han largado de primera fila.

A partir de ahí, del empezar de cero con gente nueva y preparada, Coalición Canaria puede empezar a ganar la alcaldía de Arrecife. O por lo menos no está condenada a seguir perdiéndola, elección tras elección, un poco por mérito de los personajes que van en las listas, y otro poco por pertenecer a una marca que, en muy amplios sectores del electorado, sigue causando recelo y desconfianza. Pero eso también (y sólo) lo pueden revertir las personas. Siempre que sean honestas y lo demuestren

viernes, 27 de marzo de 2009

El Golfo


Todavía recuerdo como si fuera hoy la primera vez que me llevaron a El Golfo. No fue por la carretera de Los Hervideros, sino por el otro acceso, el que pasa rozando la anacrónica zona de tiro militar. Circulábamos en medio de la nada cuando, de pronto, la vía se precipitó cual montaña rusa natural y allá abajo, montando guardia para que el ejército de Neptuno no se adentrara en la lava, aparecían un grupo de blancas casitas en contraste con la tierra quemada. Me impactó esa visión. Cuánta paz en tan poco espacio. Hoy, ya lo saben, esa paz ha sido perturbada por un quítame allá ese deslinde por parte de quienes no sabían que aquello constituía pueblo.
Aún sin parpadear, mis improvisados guías me llevaron al Charco de los Clicos. Una denominación que debió firmarla un adelantado a su época porque, en efecto, lo que antaño era un lago verde, hoy es un simple charco. Mañana, no será ni eso. Simplemente, no será. Y menos mal que tenemos a las autoridades preocupándose del Charco de los Clicos. No quiero pensar qué hubiese sucedido de no mediar tantísimo dolor de cabeza institucional.
La reciente historia en relación a uno de los paisajes más fotografiados por quienes nos visitan tiene su origen, si no recuerdo mal, en tiempos de gobierno del PP. El entonces diputado nacional, Cándido Reguera, presentó una iniciativa para evitar que el lago verde siguiera desapareciendo lentamente.  Feneció en las urnas el segundo Gobierno de Aznar, ha transcurrido la primera legislatura de Zapatero (y parte de la segunda) y el Charco de los Clicos, ajeno al vaivén gubernamental, continúa recogiéndose en las entrañas de una maravillosa playa de arena negra.
Deben haber pasado cinco presupuestos, mínimo. En medio: estudios de viabilidad, medioambientales y todo lo que ustedes quieran. Son necesarios, claro. ¿Pero es preciso ser tan exasperadamente lento? ¿A quien echaremos la culpa cuando el Lago sea sólo un hilo de agua verde? Me temo que, además de la más que demostrada parsimonia burocrática, topamos de nuevo con la palpable ausencia de liderazgo en la isla de los conformistas.

domingo, 8 de marzo de 2009

Oposición derrotada

Pasó el Debate sobre el Estado de la Isla. Como era de preveer, el pueblo ni se enteró. Y esa es la única buena noticia que sacó la oposición en el Cabildo. Les salva que la mayoría de la población ha vivido ajena al espantoso ridículo que han hecho Coalición Canaria, el Partido Popular y el Partido Nacionalista de Lanzarote. Fue enternecedor verlos entregados en brazos del Gobierno, foto de familia incluida, renunciando a sus propuestas a cambio de pactar tres monumentales chorradas que no van a ninguna parte. Una se cae de madura: ponerse de acuerdo en la revisión del PIOT. La suerte futura de las otras dos escapan a la capacidad de acción del propio Cabildo: decirle a Zapatero que la próxima vez que haga un Plan de Inversiones incluya a las instituciones insulares y pedirle al Gobierno de Canarias que mantenga los llamados Planes Sectoriales.
            El debate comenzó con un largo y denso discurso de la presidenta del Cabildo, Manuela Armas. Una alocución más propia de una sesión de investidura que de un Debate de cómo va la cosa en el ecuador del cuatrienio de gobierno. Pero bien, digamos que hay plan. Más o menos creíble, con mayor o menor posibilidad de desarrollarse, pero plan a fin de cuentas. Es verdad que la estrategia del pacto de Gobierno no difiere a la declaración de intenciones expresada por la presidenta en 2007.
            Y no es menos cierto que ese Plan nunca ha gustado a la oposición. Los tres partidos, CC, PP y PNL se lanzaron a la yugular del pacto de gobierno, PSOE y PIL, desde el minuto uno. Y no han parado. Al contrario, con el tiempo han ido incrementando el volumen de sus críticas mientras incorporaban nuevos elementos supuestamente demostrativos de que el asunto no va. Y volvieron a la carga en su turno de intervenciones. No se podía esperar otra cosa después de dos años de feroces críticas a la ausencia de modelo, al despilfarro, a la quiebra de Inalsa y los Centros Turísticos, y a tantas y tantas cosas como les hemos oído hablar en todo este tiempo y que afloraron también el jueves por la tarde.
            Pero hete aquí que en el momento de rematar la faena, CC, PP y PNL se nos rajan. Renuncian a presentar sus propuestas de resolución a cambio de ese supuesto gran pacto de los tres puntos citados al principio. O sea: tienen perfectamente identificados los fallos del grupo de gobierno, enumeran sin dudas los estropicios que cometen PSOE y PIL, aseguran poseer la solución a todo cuanto critican. Pero cuando son llamados a demostrarlo, dan media vuelta y bajan a la escalerilla del Cabildo a sacarse la foto de familia. Lo dicho: enternecedor.

            Hoy, con el Debate ya vencido, regresa el quehacer cotidiano. Sin embargo, habrá un antes y un después del Debate sobre el Estado de la Isla. Quizá el grupo de Gobierno siga en la misma tónica, sí. Pero, ¿Quién creerá las feroces críticas que, sin duda, la oposición seguirá lanzando? ¿Cómo hacer caso a quienes machacan la labor del Gobierno y dimiten cuando se les presenta la ocasión de aportar soluciones? Dirán que por responsabilidad se avinieron al pacto de confiar en Zapatero, Paulino y Ezquiaga (el redactor del nuevo PIOT) y que sus propuestas tenían poco futuro frente a la mayoría del Grupo de Gobierno. Pero eso ya se sabía antes de empezar el Debate. Y cuando se sale a jugar un partido, se juega hasta el final. Se muere en el campo. Nunca se va uno, con las medias bajadas, antes de que el árbitro pite el final.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Feliz debate, Ilustrísimas

Hoy, en el Cabildo de Lanzarote, jugarán al debate sobre el Estado de la Isla. Es como el Debate sobre el Estado de la Nación, pero aquí y con asuntos domésticos. Sinceramente, me importa un bledo. Politiqueo. Ya sabemos cómo está la isla. Nos disponemos a asistir a una pérdida de tiempo (otra más) histórica. Discursos de cara a la galería y nada más. Un debate que interesará a muy pocas personas: a  los presentes en el Pleno y a los miembros de esos mismos partidos representados ahí. Si acaso. No veo yo al camarero de Playa Blanca, al peón albañil de Puerto Calero, al agricultor de Teseguite, al mecánico de Maneje, a la limpiadora de El Cable, o al parado de Argana poniendo el transistor para ver qué dice fulano o mengano en ese pleno. Y no creo que mañana aumente la venta de periódicos por tal acontecimiento.
            Quien esté interesado en saber la opinión del Gobierno o de la oposición sobre el estado de la isla, ya lo sabe. Es tan fácil como prestar atención a cualquiera de los (afortunadamente) muchos medios de comunicación existentes en Lanzarote. Raro es el día en el que no haga declaraciones algún miembro de la oposición o del gobierno, unos atacando, otros defendiendo. ¿Variará algo este Debate sobre el Estado de la Isla? Tengo para mí que no. Unos están muy convencidos de que lo hacen tan maravillosamente bien, y otros que la cosa está tan rematadamente mal que dudo mucho que les cambie el parecer.

            A fin de cuentas, eso que se llama Debate sobre el Estado de la Isla es sólo un pleno más del Cabildo de Lanzarote. Pongamos que un pleno ordinario puesto que las Propuestas de Resolución que se incluyen en el modelo elegido, no son más que mociones que se pueden presentar en cualquier sesión ordinaria. Y que de hecho se presentan, y que de hecho son sistemáticamente rechazadas. Pongan lo que pongan. Pero lo son hoy, lo fueron ayer y lo serán mañana. Esta es la altura de miras de los gobernantes presentes, pasados y futuros. Sólo juegan a política. No la practican.