miércoles, 27 de febrero de 2013

Nada que enchufar


Un complejo de apartamentos de Puerto del Carmen, junto con el ayuntamiento de Tías, acaba de poner en marcha un punto de recarga para vehículos eléctricos. Sólo hay otro más, frente a la Cámara de Comercio, en los ochocientos y pico kilómetros cuadrados que tiene la isla. Desde luego que lejos de lo que Europa recomienda, a años luz, pero muy apartados también de lo que sería mínimamente exigible en un territorio donde nos las damos de sostenibles desde antes de que se inventara esa expresión.
Resulta paradójico, además, que en la isla de los enchufes escaseen precisamente eso: enchufes. Licencias al margen,  es llamativo que cuesten tanto apostar por las energías limpias. Nadie lo diría si comprobamos la fuerza con la que rechazamos el petróleo. Es algo que suele suceder:  ponemos tanto esfuerzo en el NO, que se nos olvida el SI. Pasa a todos los niveles, desde el ciudadano raso hasta la alta administración, si es que hay una alta administración. Ciudadanos rasos somos muchos.
Según datos del Cabildo, el parque móvil insular lo componen alrededor de 110.000 vehículos, entre privados y públicos y sin contar motocicletas. Un número alto si tenemos en cuenta la población mayor de edad residente en la isla. Muchos de ellos son de titularidad de los ayuntamientos, Cabildo o alguno de los entes satélites de las instituciones, caso de los Centros Turísticos o Inalsa, entre otros. Y son éstas, precisamente quienes más hincapié hacen en el uso de las energías limpias.
Sin embargo si miramos en el interior de sus garajes y cocheras comprobamos cómo el número de vehículos eléctricos o, a lo sumo, híbridos, es prácticamente inexistente. Es más, cada tanto salen noticias de la adquisición de nuevos vehículos en tal o cual institución. Fíjense cuántos de ellos se mueven con energías no contaminantes. No les hará falta saber contar hasta mucho. Tres cuartos de lo mismo ocurre con el Biodiésel, combustible limpio a base de aceites reciclados. Pero esta historia y sus fatigas dan para un capítulo al margen.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Lo que se mira y no se ve


En el ayuntamiento de Arrecife posterior al Caso Unión y la Operación Jable, han mirado a Urbaser sin verlo. Algo así como el que contempla un punto fijo hasta llorarle los ojos de no parpadear, mientras va pensando en sus cosas y el mundo sigue girando ajeno a sus pensamientos. En este caso lo que ha seguido rodando es la máquina de facturar cien millones de las desaparecidas pesetas todos los meses, mientras en el Gobierno Municipal miraban al punto fijo del vencimiento del contrato, sin que se les ocurriera que algo podían hacer mientras tanto.
Con Cándido Reguera al frente del ayuntamiento de Arrecife no fueron pocas las veces que se le interpeló sobre la posibilidad de denunciar el contrato que unía a las partes, visto lo visto en la libreta de Jacinto Álvarez, el ex gerente de Urbaser, y lo que trascendía de los sumarios judiciales que investigan los supuestos casos de corrupción.  Reguera acudía una y otra vez al final del contrato y al ya veremos. Es como el que ve el cenicero lleno de pestilentes colillas y prefiere esperar a que a final de semana llegue la señora de la limpieza en lugar de botarlas a la basura.
Ya con Manuel Fajardo Feo rigiendo los destinos de las arcas municipales y tras mucho seguir mirando al punto fijo, se ha actuado tímidamente sancionando a Urbaser por incumplimiento de contrato en un episodio que recuerda mucho a cómo finalizaron las correrías delictivas y sangrientas de aquel gánster al que finalmente empapelaron por un mero delito fiscal.
Ha dolido mucho al ciudadano todo lo que se ha ido conociendo de la relación entre los dirigentes municipales, políticos y técnicos, y la empresa Urbaser. Esa orgía de relojes, bolsos, viajes y sobres con dinero que se pasea ante nuestras narices ha sido una interminable ofensa a la que, si nos descuidamos, no se hace frente desde Arrecife dejando en manos de la Justicia toda la responsabilidad de depurar culpas.
Esta última es otra excusa a la que suelen aferrarse aquellos que por un mal entendido corporativismo y un peor aplicado sentido de la vecindad y la cercanía, se han negado sistemáticamente a depurar responsabilidades entre los políticos o los técnicos.

martes, 12 de febrero de 2013

Las obras de la corrupción


El escritor Manuel Vicent, en su columna dominical del periódico El País, hizo un repaso esta semana a los grandes monumentos que la corrupción ha ido dejando al paso de los distintos pueblos.  Desde las Pirámides del antiguo Egipto a La Piedad de Miguel Ángel, encargada por un papa Borgia, nada menos. Por el camino, el Partenón, en Grecia o el Coliseo, en Roma. Es lo que tiene la corrupción ilustrada.  En el Lanzarote de estos tiempos nos hemos quedado a medias: con corrupción, pero sin ilustración. Así que las grandes obras casi siempre han resultado ser eso: grandes.
Si guarda usted los ejemplares de este diario es factible que en algunas semanas tenga en su biblioteca una completa enciclopedia sobre la corrupción iletrada. Y si decide echar mano de lo escrito en el pasado es probable que tenga que juntar varias publicaciones para dar con la verdad de lo acontecido. La corrupción en Lanzarote, desde los ochenta a hoy, se ha escrito en cada episodio cómo y según dónde.
Decíamos que a los corruptos parece gustarles hacer las cosas a lo grande, siguiendo la teoría de Vicent. Es como si el sobornado, o sobornador minimalista tuviera menos categoría o cierto miedo a que se rían de él: ‘Mira, por ahí va el alcalde que sólo cobró una comisión por dejar hacer un chalé de 90 metros’. ¡Cómo ir con semejante currículum a los pasillos del Parlamento! Grande, pues, la obra de la corrupción; grande su comisión e igual de grande, lamentablemente, el rédito electoral que le han ido sacando al tema.
Aunque no crean: como en las antiguas civilizaciones aquí también se apela a la estética para tratar de hacernos ver que lo ilegal, si bello, dos veces legal. Si en Egipto hicieron pirámides, aquí hoteles; si en Roma un Panteón y un Coliseo, nosotros tenemos puerto deportivo y bodega tan estéticos como sospechosos; si en Atenas el Partenón, en Teguise el Complejo y si un Borgia contrató a Miguel Angel la bellísima Pietà, aquí se hacen Planes Generales por encargo. Faltaría.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Están bonitos


La nueva dirección insular de Coalición Canaria, que como casi nadie sabe la encabeza David de la Hoz y que está llena de gente joven, preparada, con ganas de hacer otro tipo de política (en realidad quieren decir con ganas de hacer política y dejar de hacer lo que ahora se hace) ha reunido a principios de esta semana al Consejo Político para echar un vistazo a los asuntos pendientes y volver a poner de manifiesto que los Comités Haría y Yaiza pasan de ellos como de comer hierba.
Al final de la reunión, uno de esos hombres jóvenes, preparados, bla, bla, bla… Antonio Morales, que al parecer ejerce de Secretario de Organización del tema, o sea de Coalición, explicó que uno de los puntos acordados fue exigir al Gobierno de Canarias que de una vez por todas haga el nuevo puerto de Playa Blanca. Por si alguien se ha perdido algún capítulo es bueno recordar que el Gobierno de Canarias lleva en manos de Coalición Canaria desde que Antonio Morales iba a la escuela. Y en ellas sigue.
Para no remontarnos demasiado en el tiempo, viajaremos hasta el 2000. En la primera mitad de ese año se pone a exposición pública el proyecto de ampliación del Puerto de Playa Blanca. Viene firmado por el ingeniero Sergi Ametller, del Estudio Sener, y ofrece dos alternativas con cuatro posibilidades cada una de ellas. Al final ha demostrado ser un puzzle demasiado complicado que ningún político de los que han gobernado Yaiza (PNC, PIL y CC) ha sabido resolver.
Trece años después de conocido el primer proyecto, el muelle de Playa Blanca sigue igual que está. Los que dicen hacer política discuten en la actualidad la Alternativa 7, que le ponen hasta número para que veamos lo zotes que son. Trece años para tomar una decisión. Están bonitos. Así nos va.