El llamado conflicto de los
Centros Turísticos en realidad no es un conflicto. Es un espejo donde se
proyecta la imagen deformada de quienes han estado gobernando las instituciones
de esta isla en los últimos lustros. Un día por la mañana te pones tu mejor
traje, te llenas de gomina hasta las cejas, esbozas la mejor de tus sonrisas,
te bañas en perfume (menuda estupidez pues los espejos no devuelven aromas) y
te colocas frente a la luna de cuerpo entero esperando verte lustroso y triunfador
como te crees. Pero te topas con tu propia y triste realidad.
Y allí te ves con unos cuantos
años menos siendo testigo de cómo alguien cercano a ti, y del que luego has mal
aprendido, acarrea con viajes y viajes de pagas extras, bolsas de vacaciones,
ayudas para libros, seguros médicos y otros presentes con los que camelar a
decenas de trabajadores de las empresas públicas que tu partido gestiona
mientras por lo bajini les sueltas lo del voto de las próximas elecciones. Así
que es normal que ahora tus gritos de ajustes caigan en saco roto, porque no
hay nadie que los oiga, porque los espejos no hablan. Devuelven la imagen pero
no la voz.
Es verdad que los tiempos han
cambiado, que estamos en la época de los ajustes, que ya nada volverá a ser
como antes, que debemos acostumbrarnos a viajar a la actual velocidad crucero,
pero ha sido tanto y tanto tiempo de logros obtenidos con pasmosa sencillez en
la mayoría de las ocasiones, que ahora cuesta asimilar que en lugar de derechos
lo que se ofrece son rebajas.
Y la reacción, frente a eso, no
puede ser más visceral: huelga al canto. Un recurso utilizado con la
naturalidad del que sabe que siempre, o casi siempre, ha funcionado. Que lo de
estos días nos sirva como punto de llegada. Unos, para dejar ahí arrinconado el
irresponsable populismo del pasado. Otros, para no abusar más del pobre
desgraciado que cree tener el mejor traje, la mejor gomina, la más bonita de
las sonrisas y una caja de dinero que no es suyo, y saberse manejar en el
escenario donde todos, lamentablemente, nos dejamos algo de equipaje.
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