La pregunta que cabe hacerse es:
¿Es normal que un ayuntamiento se gaste treinta mil euros en “agasajar a los
mayores”? La respuesta ha de ser, obligatoria y rotundamente: no. No es normal.
Ni con la que está cayendo, ni aunque no cayera ninguna. Es anacrónico, pero
sobretodo inmoral, que con media isla pasando fatigas y la ciudad entera
clamando por la inaguantable presión fiscal capitalina, en el ayuntamiento de
Arrecife se organice una juerguilla con canapés, gorritas y mariachis.
Con ser obsceno el dispendio, que
dicho sea de paso gastaron más en lo accesorio que en la cena en sí, lo más
grave del asunto es que en el ayuntamiento de Arrecife lo consideren dentro de
la normalidad. “Había que hacer el acto, teníamos dinero presupuestado y entra
dentro de nuestra filosofía”, vino a decir la concejal de Servicios Sociales
cuando se descubrió el pastel.
Eso es lo verdaderamente grave.
La existencia de cargos públicos de ligero proceder con el dinero ajeno y
mirada populista anclada en los ochenta del pasado siglo (y de paso técnicos
miopes y asesores adulones porque si no, no se entiende cómo un asunto de estos
pasa tantos filtros).
El gesto es tan bananero, el
gasto tan obsceno y las explicaciones tan básicas que en cualquier sociedad
avanzada la concejal llevaría ya horas dimitida. Aquí no. En la política
insular aguardaremos a que pase el temporal y el año que viene lo volveremos a
celebrar. Y con una juerga más gorda, que habrá elecciones a la vista.
Comentario de portada del Informativo Matinal de Biosfera Radio
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