miércoles, 4 de marzo de 2009

Feliz debate, Ilustrísimas

Hoy, en el Cabildo de Lanzarote, jugarán al debate sobre el Estado de la Isla. Es como el Debate sobre el Estado de la Nación, pero aquí y con asuntos domésticos. Sinceramente, me importa un bledo. Politiqueo. Ya sabemos cómo está la isla. Nos disponemos a asistir a una pérdida de tiempo (otra más) histórica. Discursos de cara a la galería y nada más. Un debate que interesará a muy pocas personas: a  los presentes en el Pleno y a los miembros de esos mismos partidos representados ahí. Si acaso. No veo yo al camarero de Playa Blanca, al peón albañil de Puerto Calero, al agricultor de Teseguite, al mecánico de Maneje, a la limpiadora de El Cable, o al parado de Argana poniendo el transistor para ver qué dice fulano o mengano en ese pleno. Y no creo que mañana aumente la venta de periódicos por tal acontecimiento.
            Quien esté interesado en saber la opinión del Gobierno o de la oposición sobre el estado de la isla, ya lo sabe. Es tan fácil como prestar atención a cualquiera de los (afortunadamente) muchos medios de comunicación existentes en Lanzarote. Raro es el día en el que no haga declaraciones algún miembro de la oposición o del gobierno, unos atacando, otros defendiendo. ¿Variará algo este Debate sobre el Estado de la Isla? Tengo para mí que no. Unos están muy convencidos de que lo hacen tan maravillosamente bien, y otros que la cosa está tan rematadamente mal que dudo mucho que les cambie el parecer.

            A fin de cuentas, eso que se llama Debate sobre el Estado de la Isla es sólo un pleno más del Cabildo de Lanzarote. Pongamos que un pleno ordinario puesto que las Propuestas de Resolución que se incluyen en el modelo elegido, no son más que mociones que se pueden presentar en cualquier sesión ordinaria. Y que de hecho se presentan, y que de hecho son sistemáticamente rechazadas. Pongan lo que pongan. Pero lo son hoy, lo fueron ayer y lo serán mañana. Esta es la altura de miras de los gobernantes presentes, pasados y futuros. Sólo juegan a política. No la practican.

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