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Ginés Quintana (FOTO: diariodelanzarote.com) |
Quizá lo mejor que se puede decir
de Ginés Quintana lo dejara escrito, en apenas cuatro líneas, el editor de
diariodelanzarote.com: el malogrado maestro y político fue un hombre leal en la
interlocución y sincero en la discrepancia. En efecto, de ambas cosas hacía gala Quintana: gran conversador y excepcional discrepante.
Sin embargo en una sociedad aparentemente
hastiada de políticos mediocres, ni su partido, Alternativa Ciudadana, ni él
personalmente tuvieron excesiva suerte en las urnas. Una espinita que llevó clavada
y de la que se lamentaba en privado. Se debatía entre ser políticamente
correcto (que siempre lo fue) o, por el contrario, despotricar abiertamente de una sociedad
hipócrita que se dice harta de corrupción y vividores y que, llegada la cita
electoral, repite –repetimos- los mismos
errores.
En mi caso lo echaré notablemente
de menos. Era hombre a quien recurrir en pos de la verdad sin maquillajes. Eso tan difícil de encontrar en la política.
Ginés Quintana se fue demasiado
pronto de la política y, sobretodo y fundamentalmente, de la vida.
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