Parece que en Coalición Canaria
se las verán ante un Juez el próximo 13 de marzo. Así lo adelantó ayer la
edición digital de Diario de Lanzarote. Se trata de una etapa más que recorre
la formación nacionalista que mal cerró un Congreso allá por diciembre de 2012
y que año y pico después no sólo no ha sido capaz de limar sus diferencias
internas para evitar la crisis, sino que las ha aumentado multiplicando por
mucho el esperpento.
El ciudadano se puede preguntar
legítimamente si un partido incapaz de resolver sus cuitas domésticas es fiable
para dar solución a los problemas comunes. Y ya vemos que no. Sea por ello, sea
por otras razones. El caso es que en este tiempo el máximo responsable de
Coalición Canaria en la isla, David de la Hoz, ha fracasado abiertamente.
Y lo ha hecho en las dos, o tres,
líneas en las que debía centrar sus esfuerzos. De la Hoz se ha visto impotente
para cortar la hemorragia interna que sufre su partido, ha sido incapaz de
colocar a la organización insular en puestos visibles en el contexto nacional
canario y ha puesto en evidencia la inutilidad de su escaño como parlamentario.
El halo de buen chico y persona
honesta del que venía revestido cuando irrumpió súbitamente en la política
permanece, en apariencia, intacto. Quizá se nos olvidó subrayar entonces que,
además de esas cualidades, es preciso ser eficiente.
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