Una marca de refrescos ha lanzado
una campaña de publicidad con el lema es “El ser humano es extraordinario”, en
la que aprovechado la antipatía y la animadversión que
existe hacia los políticos trata de demostrar que no todos son iguales, que hay
algunos que sí que se preocupan por el pueblo. Y señores, aunque parezca
mentira han conseguido encontrar a alguno perdido por la geografía española.
En
el spot aparece un alcalde que junto a sus concejales ha renunciado al sueldo
para que el pueblo pueda tener un médico y una alcaldesa que se rebajó el
sueldo un 20% y renunció al coche oficial, entre otros.
La
pregunta es: ¿se hubiese podido inspirar esta campaña en los ayuntamientos de
Lanzarote? Y la respuesta es: difícilmente. Echando un vistazo a los
consistorios locales quizá encontramos ajustes en los sueldos y renuncia a
privilegios, es verdad. Pero además de ser mínimos, no menos cierto es que la
proliferación de liberados y personal de confianza dispara las nóminas
municipales hasta mucho más allá de lo admisible o tolerable.
Definitivamente
en Lanzarote, Aquarius, que así se llama el refresco, no vendería ni una lata
si dependiera de dar buena publicidad a nuestros políticos.
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