El ser humano es extraordinario. Una agencia de publicidad
ha puesto de moda esta frase relacionándola con personas capaces de aportar
algo distinto a la sociedad. Y todo para vender un refresco. Los últimos
protagonistas de la campaña han sido un puñado de cargos públicos cuyos gestos
les han hecho distanciarse del conjunto de la denominada clase política tan
alejada de la población y tan desprestigiada por la ciudadanía. El ser
humano, de hecho, es tan extraordinario,
que habita en Canarias sin que acabe de afectarle hasta el delirio el gris
gobierno que preside Paulino Rivero. Busquen la palabra demagogia en el
diccionario y hallarán la foto de Rivero.
Hay muchos motivos para hartarse del ex alcalde de El Sauzal
y de su séquito de consejeros de vuelo raso. Quizá uno de los más hirientes sea
la catarata de falsas esperanzas y promesas incumplidas que, de tarde en tarde,
lanza a la sufrida población. Esos seres extraordinarios que asistimos atónitos
a los compromisos que Paulino Rivero reparte como si fueran peladillas en los
bautizos.
Un día prometió ochenta mil puestos de trabajo, otro día
ciento veinticinco mil y en otra ocasión nada menos que un millón de empleos en
ocho años. Esto último lo soltó hace un año en un foro organizado por una
publicación especializada en economía y delante de lo más granado de la empresa
y la banca nacional. Todavía se están partiendo de risa.
Porque, claro, que Paulino Rivero suelte una boutade de
estas en una calle sin asfaltar de un barrio deprimido en una ciudad con el 30%
de paro, puede que hasta se justifique en el nombre de la demagogia. Le queda
la esperanza de que el joven sin el Graduado o el señor, o la señora, que no
conocen escuela le aplaudan a rabiar e inmediatamente después hagan cola frente
al colegio electoral con la papeleta de CC en la mano.
Pero que este tipo de cosas las diga frente a quienes han de
apostar su dinero para dinamizar la economía, causa sonrojo. Las últimas
víctimas de su ligereza verbal han sido los empresarios de Lanzarote, que
esperan por los convenios del II Plan de Modernización de Puerto del Carmen.
Aquí los empleos a (no) crear “sólo” son 1.500.
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