Ya los tenemos metidos en casa.
El Gobierno del Partido Popular ha autorizado a Repsol a que venga a hurgar
cerquita de Lanzarote a ver qué tal está todo antes de empezar a agujerear para
extraer el jugo negro del lecho marino. Y a nosotros nos ha pillado debatiendo
sobre Ezequiel. ¡Mecachis! ¿Cómo nos ha podido pasar? ¿En qué momento hemos ido
cediendo a los intereses del Partido Popular, sus medios afines y aquellos
otros cegados por los pichedólares?
Sumidos en la inmensa borrachera
de éxito de la manifestación de las 25.000 personas (9.000 y dos bocadillos de
mortadela según el manipulador gobierno del PP) alguien ha aprovechado nuestro
narcótico estado para levantarnos la razón e implantarnos el chip del simplón.
Empezamos escuchando que si Coalición Canaria y el Partido Socialista nos
estaban utilizando. Pronto olvidamos que compartíamos los fines de esa
utilización: evitar las prospecciones. Y que en todo caso CC y PSOE bien
pudieran ser instrumentos a nuestro servicio, el de la ciudadanía, para luchar
por la causa. De hecho ellos constituyen gobiernos y esos gobiernos (el de aquí
y el de Canarias) han recurrido y planteado batalla en los foros donde hay que
hacerlo. ¿Quién utiliza a quién?
Así que pronto se vio que por ahí
iban mal los estrategas del petróleo. La solución era activar el Plan B y en
unos momentos de máximo descrédito de la clase política por sus muchos excesos
y tropelías, nada mejor que atacar por el flanco de uno de esos desmanes: el de
los enchufes de asesores. Así que mientras nosotros debatimos en las balconadas
de la fachada sobre el asesor y los dos mil quinientos euros al mes, por la
puerta de atrás se nos ha colado Repsol y sus maquinitas del petróleo. Linces,
que somos unos linces.
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