Hubo un tiempo no demasiado lejano en el que las gentes de
Lanzarote se sentían tremendamente orgullosas de dos de sus empresas públicas:
Inalsa y los Centros Turísticos. Y con toda la razón del mundo. Inalsa había
aparcado en la memoria popular aquellos interminables días llenos de penurias y
calamidades de la isla sin agua. Los Centros Turísticos hacían que se
presumiera de la rotundidad de las bellezas salvajes y de un hombre que
representaba la sutil transición entre la naturaleza y el arte: soy paisano de
César Manrique.
Esos dos
orgullos eran, además, suficiente combustible para que funcionara el motor con
el que nos movíamos todos en la isla: Inalsa llenó los hogares de agua e
incluso llegó a embotellarla para el consumo humano, en el alcance de la máxima
expresión del cénit imposible en la isla seca. Los Centros Turísticos dejaban
mil millones de las desaparecidas pesetas en la alcancía del Cabildo y echaban
una mano a la cultura y el deporte.
Hoy, pocos
años después de aquellos días de dulce orgullo, Inalsa y los Centros Turísticos
son apenas dos negras sombras de lo que fueron. En Inalsa manda ahora un Juez
que trata de poner remedio a una deuda de 35 millones de euros. Los Centros
Turísticos se tambalean y deambulan absolutamente groguis en busca de que el
Cabildo rompa la alcalcía que ya no tiene para que le dé alguna limosnita con
la que poder pagar las nóminas.
¿Qué ha
pasado para que, en poco tiempo, de aquellas rosas sólo queden espinas? Pues
han pasado políticos. Simple y llanamente políticos. Y no de un solo color sino
de varios aunque han predominado determinadas tendencias, a qué engañarnos. Han
pasado políticos que no digo yo que hayan robado para sí o para sus partidos,
pero su mala gestión ha sido tal que de aquel orgullo sólo queda miseria y
desconsuelo.
En el
reparto de culpabilidades la mayor cuota se la deben llevar el PIL y el PSOE.
Gentes de estos dos partidos, por acción o por omisión, o por las dos cosas,
son los que nos han sisado la ilusión….y algo más. Gentes de estas dos
formaciones que ni siquiera han expiado, dentro de su propio partido, la culpa
que deben. Naturalmente tampoco, hasta hoy, nadie ha denunciado a nadie. Puede
que el primero en tener que dar explicaciones ante un Juez sea Carlos Espino,
como es sabido. En su partido nadie lo ha cuestionado mínimamente. Tampoco a
Plácida Guerra en el PIL. Esta ni siquiera tendrá que sentarse ante ninguna
Señoría.
Y en estas
estamos. Los dos orgullos, pisoteados. Decenas de trabajadores de Inalsa y de
los Centros Turísticos a las puertas de ser despedidos. El ciudadano de la
isla, al tiempo, a punto de sufrir huelgas y protestas que en nada nos
beneficiarán. Y los responsables
políticos de tanta ignominia libres y millonarios, la mayoría.
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