El alcalde de Arrecife, Cándido
Reguera, está frito por un icono. Quiere un “algo” en el islote del Francés que
recuerde por los siglos de los siglos que fue él quien gobernó en la Capital de
la isla durante un tiempo determinado. Que sus nietos vean esa cosa y digan “lo
hizo mi abuelo Cándido” de la misma manera que él recuerda una y otra vez que
Fermina, la del otro islote, fue su abuela. Caprichos de la vida, la misma que
Zapatero nos quiere acortar ahora en dos años poniendo la jubilación a los
sesenta y siete.
El icono soñado por Cándido es
alto, muy alto, y diseñado por Calatrava, el arquitecto de guardia del Partido
Popular. Así se lo hizo saber al propietario de los terrenos de las ruinas de
la Rocar, Jaime Cortezo, durante la visita que éste giró al ayuntamiento
capitalino y que fue la devolución de la que mandamases municipales le
hicieron, un tiempito atrás, en un hotel de Gran Canaria. Cortezo está frito
por que le dejen hacer más dinero en ese privilegiado solar.
La primera información que surgió
del ayuntamiento tras el encuentro citado fue de las que asustan: “Cándido
Reguera, Pedro de Armas y Antonio Machín proponen al propietario de los
terrenos que encargue a un arquitecto de prestigio mundial un
boceto de edificio para la zona”. Así, sin agua para digerir la píldora. Y
claro, han empezado los atragantamientos. Las posteriores declaraciones del
alcalde no han contribuido a aliviar el escozor. “Que se gane en altura y que
lo haga Calatrava” es lo poco que sabemos. Eso y que el edificio no albergará
el ayuntamiento, lo cual ya es un detalle.
Si será museo, centro comercial,
hotel, todo junto o nada de eso, no se sabe. Sólo que queremos un icono. Y que
la idea la tiene que poner Cortezo, el amo del cortijo. Échense a temblar.
Naturalmente las riendas de la operación las tendrá que llevar el alcalde.
Cándido Reguera deberá atar en corto al dueño del solar para que el asunto no
se disparate, porque entre la propuesta municipal y el grupo de coros y danzas
mediático que ya se ha encargado de regalarle las orejas al primer edil,
estamos apañados.
Así que por partes: tasación real
y objetiva de los terrenos (nada de creerse lo que Cortezo diga.). A
continuación, definir con exactitud el porcentaje en el que se podrá edificar y
que Calatrava o quien sea se adapte al cachito que le toque. Lo que sobre del
icono, para todos los que viven en Arrecife. Y otra cuestión de suma
importancia: qué rayos queremos que lleve en su interior la singular
construcción. Sin olvidarnos de cerrar relativamente pronto el debate abierto
con tanto interés por el alcalde. Que luego se nos van los años y el icono sin
hacer.
Así que pongámonos a ello. Nos
disponemos a empezar un encuentro apasionante en el que el ganador, y por
paliza, ha de ser el vecino de Arrecife.
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