La reciente historia ha demostrado que el pozo de la
política no tiene límite. Quiere esto decir, por tanto, que no hemos tocado
fondo. Que todavía se puede caer más bajo. Cierto que parece difícil, casi
imposible, pero así lo veíamos la legislatura pasada en pleno cachondeo de los
siete presidentes y la orgía de mentiras pre electorales y ya ven. Lo hemos
superado. Con creces.
Desde sus
señorías los diputados (¿existen?) del Parlamento de Canarias al último de los
ayuntamientos, la política en Lanzarote vuelve a obsequiarnos con la sinfonía
de la desvergüenza, el despropósito, la tomadura de pelo y, esta vez, como
valor añadido, la delincuencia (aunque bien es cierto que nunca estuvo del todo
ausente, si repasamos condenas).
Acaban de
cumplirse dos años desde que tomaron posesión las corporaciones surgidas de las
urnas de las municipales de 2007 y la sensación es que hemos vuelto a tirar a
la basura dos años más de la historia de Lanzarote. Y van…
La
decadencia política en la isla es ya cuestión plenamente asumida por la
ciudadanía. Un pueblo que salió a la calle de forma masiva un 27 de septiembre
de 2002 y que hoy, casi siete años después, asiste atónito a que no sólo no
hemos avanzado (tenemos las mismas carencias estructurales que entonces) sino
que en muchos capítulos hemos retrocedido notablemente.
Han fallado
los partidos políticos. Ha fallado la gente que forma los partidos
políticos. Nos han fallado. ¿Por qué?
Porque tienen una visión mercantilista de la política. Es el medio que les
permite vivir (vivir muy bien) y, por tanto, hacen cualquier cosa con tal de
seguir en la profesión. Se pasean por el filo de la Ley , desafían la ética,
pisotean la moral y el sentido común y, sobretodo, vegetan. No trabajan.
La lista de
cosas por hacer es amplia, muy amplia. Y cada día crece más. Porque en lugar de
avanzar, retrocedemos. El ejemplo es el del Teatro Insular. Lo teníamos y ya no
lo tenemos. ¿Magia? No. Incompetencia. ¿Castigo al incompetente? No. Premio.
Elogios, abrazos y aumento de competencias. Hasta que se descubra el pastel. ¿Y
entonces?
A mediados
de julio las dos principales instituciones de la isla, Cabildo y ayuntamiento
de Arrecife, no han aprobado todavía los presupuestos de este año. En cualquier
sociedad democráticamente avanzada tendríamos dimisiones sobre la mesa. Aquí
no. Aquí sacamos el libro de las excusas y lo abrimos por la página de siempre.
Las becas del curso que ya ha finalizado, por entregar. Que se jodan las
familias. Las bases de las ayudas a las ong’s que atienden diariamente a no
pocos desfavorecidos sociales, por publicar. Que se jodan los pobres.
A mediados
de 2009 seguimos sin infraestructuras
que ayudarían al desarrollo de la isla. El primero ejemplo que a todos se nos
viene a la cabeza es el del muelle de cruceros. Dijo la Autoridad Portuaria
que en verano comenzarían las obras. ¿Las han visto? Y, lo que quizá sea peor:
¿Han oído reclamárselo a algún político? Y así podríamos seguir…
Es muy
complicado no despegarse de la realidad social con sueldos que, de hecho, ya
les despegan de esa realidad desde la primera nómina. Mileuristas que
multiplican por tres, cuatro o cinco la diferencia que existe entre ser
ciudadano o ser político. Así están ellos, en otra dimensión. Caminando por
encima de lo verdaderamente sustancial. Como burros con orejeras que les
impiden ver, incluso o sobretodo, sus
propias miserias. Cuánto echo de menos una sociedad civil organizada….
No hay comentarios:
Publicar un comentario