domingo, 12 de julio de 2009

Decadencia sin límites


La reciente historia ha demostrado que el pozo de la política no tiene límite. Quiere esto decir, por tanto, que no hemos tocado fondo. Que todavía se puede caer más bajo. Cierto que parece difícil, casi imposible, pero así lo veíamos la legislatura pasada en pleno cachondeo de los siete presidentes y la orgía de mentiras pre electorales y ya ven. Lo hemos superado. Con creces.
            Desde sus señorías los diputados (¿existen?) del Parlamento de Canarias al último de los ayuntamientos, la política en Lanzarote vuelve a obsequiarnos con la sinfonía de la desvergüenza, el despropósito, la tomadura de pelo y, esta vez, como valor añadido, la delincuencia (aunque bien es cierto que nunca estuvo del todo ausente, si repasamos condenas).
            Acaban de cumplirse dos años desde que tomaron posesión las corporaciones surgidas de las urnas de las municipales de 2007 y la sensación es que hemos vuelto a tirar a la basura dos años más de la historia de Lanzarote. Y van…
            La decadencia política en la isla es ya cuestión plenamente asumida por la ciudadanía. Un pueblo que salió a la calle de forma masiva un 27 de septiembre de 2002 y que hoy, casi siete años después, asiste atónito a que no sólo no hemos avanzado (tenemos las mismas carencias estructurales que entonces) sino que en muchos capítulos hemos retrocedido notablemente.
            Han fallado los partidos políticos. Ha fallado la gente que forma los partidos políticos.  Nos han fallado. ¿Por qué? Porque tienen una visión mercantilista de la política. Es el medio que les permite vivir (vivir muy bien) y, por tanto, hacen cualquier cosa con tal de seguir en la profesión. Se pasean por el filo de la Ley, desafían la ética, pisotean la moral y el sentido común y, sobretodo, vegetan. No trabajan.
            La lista de cosas por hacer es amplia, muy amplia. Y cada día crece más. Porque en lugar de avanzar, retrocedemos. El ejemplo es el del Teatro Insular. Lo teníamos y ya no lo tenemos. ¿Magia? No. Incompetencia. ¿Castigo al incompetente? No. Premio. Elogios, abrazos y aumento de competencias. Hasta que se descubra el pastel. ¿Y entonces?
            A mediados de julio las dos principales instituciones de la isla, Cabildo y ayuntamiento de Arrecife, no han aprobado todavía los presupuestos de este año. En cualquier sociedad democráticamente avanzada tendríamos dimisiones sobre la mesa. Aquí no. Aquí sacamos el libro de las excusas y lo abrimos por la página de siempre. Las becas del curso que ya ha finalizado, por entregar. Que se jodan las familias. Las bases de las ayudas a las ong’s que atienden diariamente a no pocos desfavorecidos sociales, por publicar. Que se jodan los pobres.
            A mediados de 2009 seguimos sin  infraestructuras que ayudarían al desarrollo de la isla. El primero ejemplo que a todos se nos viene a la cabeza es el del muelle de cruceros. Dijo la Autoridad Portuaria que en verano comenzarían las obras. ¿Las han visto? Y, lo que quizá sea peor: ¿Han oído reclamárselo a algún político? Y así podríamos seguir…
            Es muy complicado no despegarse de la realidad social con sueldos que, de hecho, ya les despegan de esa realidad desde la primera nómina. Mileuristas que multiplican por tres, cuatro o cinco la diferencia que existe entre ser ciudadano o ser político. Así están ellos, en otra dimensión. Caminando por encima de lo verdaderamente sustancial. Como burros con orejeras que les impiden ver, incluso o sobretodo,  sus propias miserias. Cuánto echo de menos una sociedad civil organizada…. 

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