Cutre y sin imaginación. Así me pareció la llamada Cabalgata
de Reyes Magos en Arrecife. Ciudad que supera los 50.000 habitantes y que en
citas como ésta ejerce de imán atrayente de la gente de los campos. Y de la
costa. Cutre, muy cutre me pareció a mí y a las personas con las que he hablado
con posterioridad a la cosa esa. Entre ellas una niña de nueve años a la que se
le supone que acude a estos sitios anestesiada de juicio objetivo. Pues no.
Ella también se dio cuenta de lo absolutamente cutre de la puesta en escena de
la comitiva Real. Cutre y sin imaginación, insisto.
Cutre
porque es escasamente presentable que se despache en cinco minutos de reloj una
cita que miles de niños y niñas aguardan desde hace semanas. Muchos de ellos
llegados de fuera de Arrecife, con antelación, con atascos, con aparcamiento
vigilado por esa gente a la que nadie vigila. Una hora para llegar, cinco
minutos para esquivar caramelazos y otra hora para volver.
Cutre
porque no basta con una batucada indispensable e imprescindible, a lo que
parece, en cualquier sarao que monte el ayuntamiento de María Isabel Déniz. Porque
lo de la batucada (Villa Pipol, que son unos fenómenos) está muy bien en
carnavales, pero pega un poco menos en Reyes o, cuanto menos, no ha de ser el
único referente musical de esta Fiesta. Mucho ruido al principio y silencio
sepulcral al paso de Reyes y carrozas (ni un mísero equipo de sonido que
llenara de espectacularidad las decoradas plataformas)
Cutre
porque las citadas carrozas iban tiradas por vulgares camiones sin la menor
decoración que las integrara en lo que los niños creen que es una comitiva Real
y real. Porque no se sabe bien quién carajo son o que representan los que van
montados en ellas. Salvo, eso sí, la concejala de Festejos, Encarna Páez, que
sí se sabe quien es y qué va buscando allá arriba vestidita toda de blanco (al
menos se cortó un pelo y no lució pegatina de Coalición Canaria).
Cutre
porque los invitados a la
Cabalgata a modo de malabares escupían un fuego que asustaba
a los niños y escenificaban patadas y collejas como fácil fórmula para
despertar la risa. Poco tardaron dos pibillos ubicados a mi vera en imitar las
gracias de los graciosos.
Cutre, muy
cutre, y ausente de imaginación. No es problema de dinero, es problema de un
mal funcionamiento de la fábrica de diseñar sueños. O de la Gerente de esa fábrica,
porque me resulta difícil creer que el personal esté tan escaso de ideas (al
menos los que conozco en Cultura dan para mucho más, si les dejaran).
Por
sugerir: en el Viejo Puerto, quizá un año los Reyes puedan llegar en barco a
Naos mientras exista Naos. Puede que las entusiastas alumnas de las Escuelas de
Gimnasia quieran participar a modo de decenas de duendes revoloteando alrededor
de la comitiva. A lo mejor a la
Banda de Música Municipal le encantaría dar solemnidad a la Cabalgata. Unos
voladores podrían anunciar que empieza la Fiesta , unos potentes altavoces llenarían de
música las carrozas….Una Cabalgata, en fin, alegre y vistosa, solemne y jaranera
que se mostrara cual arco iris en el atardecer del 5 de enero.
En lugar de
ello sólo tenemos una cosa gris, de trámite, cutre y sin imaginación que
indigna a mayores y desilusiona a los niños. Pero donde la concejala se lo pasa
de puta madre montada en la
Carroza. Enhorabuena.
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