En realidad su nombre es Festival de Música de Canarias.
Pero esto ya no se lo cree nadie, vamos. Cumple su 23 edición para deleite y
gloria de canariones y chicharreros, mayormente. Porque, huelga explicarlo,
serán las islas de Gran Canaria y Tenerife las que se lleven la mayor (y mejor)
parte del pastel. Veintidós fechas reservadas en cada una de las dos islas
(exquisito equilibrio hasta en eso, ¡hay que ver!) por cinco de Lanzarote cuyo
Cabildo, que parece no cansarse nunca de hacer el ridículo, nos vende con gran
alborozo que esta isla abandonada del Gobierno y huérfana de dirigentes capaces
acogerá cinco conciertos (María Orán con Chiky Martín, el Cuarteto Kuss, la Philarmonia Quartett
de Berlín, el pianista Sergio Alonso y la Stuttgart Chamber
Orchestra).
Veamos.
Para empezar en la página oficial del Festival supuestamente de Canarias
aparece la programación de Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife y
“otros escenarios” que deben ser el resto de las islas (y efectivamente lo
son). Piquen aquí para que vean: http://www.festivaldecanarias.com/festival_2007/es/bienvenida.php.
Primera patada en la dignidad de Lanzarote –en el supuesto de que aquí
tuviéramos defensores de esa dignidad-. La segunda coz del Gobierno es el
programa en sí. Cinco a veintidós. Triple paridad, debe llamarse eso.
Bien por
los que vienen, claro. Pero, ¿Sabían ustedes que este Festival de Canarias
tiene otros nombres propios que no veremos –ni oiremos- salvo que nos acojamos
a la machangada aquella de los “días C” y nos vayamos a Las Palmas o Santa
Cruz? Tomen nota: La
Sinfónica de Tenerife, la Filarmónica de Gran
Canaria, la Filarmónica
de Helsinki, la Sinfónica
de Colonia, la Filarmónica
de Berlín el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana o
el Orfeón Donostiarra, sólo por citar algunos. ¿Qué les parece?
Es verdad que
tampoco estamos para echar voladores. Nuestras infraestructuras culturales (por
llamarlas de algún modo) se limitan al reducido Auditorio de la Cueva de los Verdes, dos o
tres terreros de lucha, el Teatro de San Bartolomé y el Salón “Timanfaya” del
hotel de turno. Que son sitios buenos para unas cosas pero no para todas. En
esas estamos. Lanzarote, Reserva de Biosfera. Isla mítica, nos dijeron antes.
Tercera potencia económica de la tercera potencia económica de la cosa
turística de España entera. Y estos harapos vestimos. Patético. ¿Hasta cuando
los dóciles, amaestrados y aborregados seguirán comprando vaselina?
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