viernes, 24 de noviembre de 2006

Cuento (capitalino) de Navidad


Todo huele ya a Navidad. El malpaís es muérdago, los volcanes escupen nieve, el jodío reguetón se vuelve villancico y Papa Noel empieza a dar el coñazo. He leído por ahí que cada españolito que vino al mundo apoquinará unos ochocientos euros por no salirse del guión establecido en estas entrañables fiestas. Ciento treinta mil pelas en langostinos, turrón, vino y voladores. Pero no todos las disfrutarán por igual, claro. Los habrá que ni huelan el jamón y otros a los que les sobrará para meterse cuatro rayas de más. Como siempre, vamos. Este año, fíjense, los Reyes se han adelantado y ya vinieron. De regalo: el centro de Salud de Titerroy y eurillos para las tiendas de ropa más selecta y para las peluquerías más de moda.

Son fiestas de excesos y buen rollito. Como el de la alcaldesa de Arrecife, María Isabel Déniz, que luce radiante de sentido del humor y lo comparte con los periodistas y, a través de ellos, con todo bicho viviente en el viejo Puerto. Así me pareció cuando la primera dama capitalina fue cuestionada sobre una deuda que dice Alternativa Ciudadana que el ayuntamiento mantiene con Urbaser, la empresa que recoge las basuras, dice que limpia las calles y corta el césped y mutila árboles. Nada menos que mil cuatrocientos millones de las desaparecidas pesetas. Pasta gansa. ¿Será verdad? ¿Será mentira? Pues ni idea, vamos. La alcaldesa se mofó de Alternativa y de paso de todos los que le votaron y de quienes, sin votarles, quieran saber si está la Casa común empeñada hasta las cejas.

“No sabía que Urbaser tuviera un concejal en el ayuntamiento” –se burló la primera edil. “Ahora ya se que el concejal de Urbaser es el de Alternativa Ciudadana” continuó la aspirante al Club de la Comedia. Burla burlando, chacota y chirigota, mofa y cuchufleta y a otra cosa mariposa. ¡Pero qué simpática! Debe ser el espíritu de la Navidad que se le ha adelantado. Algo parecido le pasó a Mr. Scrooge en el Cuento de Dickens cuando convirtió al viejo huraño en un tipo de lo más amable. Lo hizo mediante el espíritu de tres navidades: las pasadas, las presentes, las futuras.

El del Pasado le mostró su propia infancia alejada de la ambición que luego demostraría. El del Presente la austeridad y desgracia en casa de su empleado de Urbaser….uy, perdón de su empleado Bob Cratchit, donde a pesar de todo celebran la Navidad. Y, por fin, el fantasma del Futuro que le enseña al viejo arisco cómo pierde las elecciones…vaya, otra vez; que le enseña a Mr. Scrooge cómo son las navidades futuras con él en la tumba. El cuento de Dickens acaba bien, porque es un cuento.  Pero lo del ayuntamiento es una realidad, ¿triste?.

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