Todo huele ya a Navidad. El malpaís es muérdago, los
volcanes escupen nieve, el jodío reguetón se vuelve villancico y Papa Noel
empieza a dar el coñazo. He leído por ahí que cada españolito que vino al mundo
apoquinará unos ochocientos euros por no salirse del guión establecido en estas
entrañables fiestas. Ciento treinta mil pelas en langostinos, turrón, vino y
voladores. Pero no todos las disfrutarán por igual, claro. Los habrá que ni
huelan el jamón y otros a los que les sobrará para meterse cuatro rayas de más.
Como siempre, vamos. Este año, fíjense, los Reyes se han adelantado y ya
vinieron. De regalo: el centro de Salud de Titerroy y eurillos para las tiendas
de ropa más selecta y para las peluquerías más de moda.
Son fiestas
de excesos y buen rollito. Como el de la alcaldesa de Arrecife, María Isabel
Déniz, que luce radiante de sentido del humor y lo comparte con los periodistas
y, a través de ellos, con todo bicho viviente en el viejo Puerto. Así me
pareció cuando la primera dama capitalina fue cuestionada sobre una deuda que
dice Alternativa Ciudadana que el ayuntamiento mantiene con Urbaser, la empresa
que recoge las basuras, dice que limpia las calles y corta el césped y mutila
árboles. Nada menos que mil cuatrocientos millones de las desaparecidas
pesetas. Pasta gansa. ¿Será verdad? ¿Será mentira? Pues ni idea, vamos. La
alcaldesa se mofó de Alternativa y de paso de todos los que le votaron y de
quienes, sin votarles, quieran saber si está la Casa común empeñada hasta las cejas.
“No sabía
que Urbaser tuviera un concejal en el ayuntamiento” –se burló la primera edil.
“Ahora ya se que el concejal de Urbaser es el de Alternativa Ciudadana”
continuó la aspirante al Club de la Comedia.
Burla burlando, chacota y chirigota, mofa y cuchufleta y a
otra cosa mariposa. ¡Pero qué simpática! Debe ser el espíritu de la Navidad que se le ha
adelantado. Algo parecido le pasó a Mr. Scrooge en el Cuento de Dickens cuando
convirtió al viejo huraño en un tipo de lo más amable. Lo hizo mediante el
espíritu de tres navidades: las pasadas, las presentes, las futuras.
El del Pasado le mostró
su propia infancia alejada de la ambición que luego demostraría. El del
Presente la austeridad y desgracia en casa de su empleado de Urbaser….uy,
perdón de su empleado Bob Cratchit, donde a pesar de todo celebran la Navidad. Y , por fin, el
fantasma del Futuro que le enseña al viejo arisco cómo pierde las
elecciones…vaya, otra vez; que le enseña a Mr. Scrooge cómo son las navidades
futuras con él en la tumba. El cuento de Dickens acaba bien, porque es un
cuento. Pero lo del ayuntamiento es una
realidad, ¿triste?.
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