miércoles, 16 de octubre de 2013

El hambre sabe dónde vivimos

FOTO: elproyectomatriz.wordpress.com
Hoy es el Día Mundial de la Alimentación. Todos los días son el día de algo, pero el de hoy ha de ser mirado con otra perspectiva distinta a como lo observábamos antes de que la crisis golpeara con virulencia y se quedara a vivir con nosotros en el salón. Lo recuerda en una reflexión personal la Secretaria General del Partido Socialista en la isla, y alcaldesa de San Bartolomé, Loli Corujo Berriel. Digamos de paso que es la única de entre la clase política local que ha caído en la cuenta.

Y este día ha de ser mirado con nueva atención por cuanto el hambre ya no está en lugares tan remotos y a los que nunca se nos ocurriría ir de vacaciones. De entrada la mayoría de nosotros ya no puede ni ir de vacaciones. El hambre ha tocado a la puerta del vecino. Y sabe dónde vivimos.

Como el visitante molesto al que no esperábamos, hay instituciones que han echado mano del manual más básico de la política y han optado por perseguir al que rebusca en la basura. Y no vayamos muy lejos: el ayuntamiento de Arrecife tuvo la tentación, en buena hora retirada, de multar con hasta tres mil euros a quien hurgara entre los contenedores en busca de un pescado apestoso y un yogur caducado. Nos molesta la miseria. Da mala imagen.

Por ello es bueno subrayar otras iniciativas que contribuyen de verdad a atender al necesitado. La solidaridad ciudadana la primera y más importante. Las oenegés que, como Cáritas o Calor y Café llevan alivio a familias enteras, también ha de situarse en lo más alto. Pero junto a ellas, y desde la casi siempre tan denostada política, en Canarias hemos hallado signos de buenas prácticas.

Durante este verano, revestido de clases de apoyo al inglés por si nos daba la tentación de llamarlo de otro modo, los comedores escolares han estado abiertos y, en este curso, se ha instaurado la medida de los desayunos escolares. Porque es una realidad que aquí mismo, en la Europa del primer mundo,  ha llegado la desnutrición.

Por eso hoy, Día Mundial de la Alimentación, junto a la imagen de ese niño negrito, desnudito, de ojos saltones, mirada perdida y cara llena de moscas, ya podemos poner a ese otro niño rubito, vestido con ropa que fue de su hermano mayor y que llega a la escuela si haber tomado ni un mísero vaso de leche.

Ha hecho muy bien Loli Corujo en refrescarnos la memoria.

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