Mañana termina el plazo para
presentar alegaciones al Estudio de Impacto Ambiental que Repsol ha presentado
como paso previo a que el Estado español le permita agujerear a una profundidad
inaudita en busca de gas y petróleo. Con evidente peligro: para el medio
ambiente, para lo que queda de la industria de la pesca, para la imagen
turística y, puestos en lo peor, para nosotros mismos: un derrame que afectara
a los pozos de captación del agua para desalar, visto lo visto que no tenemos
agua para todos, todos los días, conllevaría consecuencias inimaginables.
Presentar alegaciones es
sencillo. Ni siquiera hace falta un ejercicio de redacción, si no se desea.
Basta con descargarse un documento, de sólo dos folios, de la página web del Cabildo
de Lanzarote, firmarlo y llevarlo a cualquier institución pública,
ayuntamiento, Cabildo o a la misma Delegación del Gobierno y habrá alegado
contra la peligrosa búsqueda de petróleo en aguas cercanas a Lanzarote y
Fuerteventura.
Otra cosa es que esto lleve a
ninguna parte. Visto el interés que pone el Gobierno de España y el PP en
buscar petróleo en Canarias, ya que en Baleares y en Valencia sus propios
compañeros de partido, con mucho más peso dentro de su formación que los de
aquí, no les han dejado, mucho me temo que las alegaciones serán papel mojado.
Y mojado en piche, que es lo peor.
La batalla está, en efecto, en
los Tribunales. Pero también en la opinión pública internacional. Que el mundo
sepa de un país y un gobierno insensibles y sordos al clamor de tres Gobiernos:
el de Canarias, el de Lanzarote y el de Fuerteventura y a la inmensa mayoría de
su población. Un atropello, en definitiva.
Comentario de portada del Informativo Matinal de Biosfera Radio
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