La lanzaroteña Inés Rojas,
consejera de Vivienda, Cultura y Bienestar Social en el Gobierno de Canarias,
parece tener las horas contadas al frente de estas responsabilidades. Al menos
en condiciones normales no debería durar demasiado tiempo en un despacho
incapaz de resolver la angustiosa situación de los sectores más desfavorecidos
del archipiélago.
De Inés Rojas ni siquiera se
entra a valorar su gestión en Cultura, Deportes o Vivienda, pese a que su
reputación en estas áreas también está bajo mínimos. Sólo con el desastre en la
gestión de la cartera de Bienestar Social ya sería suficiente para que fuera
fulminantemente cesada de su cargo. Ella, acostumbrada a las peleillas de la
política local, achaca las críticas que le llegan de absolutamente todos los
sectores, incluido su propio partido, a la práctica misma de la política.
Sólo la peculiar manera de
entender un gobierno que tiene el presidente Paulino Rivero podría salvar de la
quema a Inés Rojas. Rivero no suele propiciar crisis en su gabinete
pretendiendo dar una falsa imagen de robustez. Y así encontramos a consejeros
acomodados sabedores de que para ellos no hay relevo. Aunque lo estés haciendo
de forma tan absolutamente nefasta como la paisana Rojas.
Comentario de portada del Informativo Matinal de Biosfera Radio
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