Hay momentos en que las familias
tienen una oportunidad de oro para hablarles a los hijos de sus derechos como
ciudadanos. Mañana es una de ellas. Hay convocada una huelga general en
educación. El gobierno del Partido Popular está planteando la enésima reforma
educativa en un país donde no paramos de jugar con uno de los pilares básicos
en cualquier estado: la Educación.
La derecha española está tratando
de inyectar en la educación un poso ideológico rancio, que beneficia a los que
más tienen en detrimento del resto, que echa a las familias de las escuelas,
que aleja la Universidad del estudiante medio y sin recursos, que multiplica por mucho el valor de la religión
en un estado supuestamente laico o que beneficia a los centros concertados a
costa de recortar en los públicos, entre otras muchas cosas
Y todo esto sin consenso. Quiere
decirse que cuando al PP los ciudadanos lo echemos del poder, el que venga volverá a cambiar el Plan y
nacerá una nueva reforma con los consiguientes sobresaltos en un campo donde se
precisa justo lo contrario: estabilidad. Por estas razones creo honestamente
que mañana hay que secundar la huelga general en educación. Se puede hacer de
dos formas: no mandar a los niños al colegio o hacerlo con camisetas verdes.
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