Pobres y prioridades

Los niveles de pobreza en España han aumentado un 8% desde que comenzó la crisis. Pongamos desde el 2006 hacia acá, según el informe 'Desarrollo humano y pobreza en España y sus comunidades autónomas' elaborado por el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) y la Fundación Bancaja. Esto de Bancaja debe ser para comprobar el resultado de la que han liado las entidades financieras. Como el que se acerca a las víctimas abatidas tras un tiroteo a ver qué tal ha sentado la ensalada de plomo.

De ser así en Canarias pueden estar el triple de orgullosos. En el Archipiélago la pobreza ha aumentado un 21%. Este, además de ser un dato escandaloso, constituye la mejor de las pruebas del inmenso error que los respectivos gobiernos han cometido fiándolo todo al desarrollismo turístico. Si alguien dijo entonces que aquellas grúas y los incesantes viajes de hormigón eran pan para hoy y hambre para mañana, que sepa que acertó de lleno. Este mañana está lleno de hambre.

Es verdad que si miramos en el escaparate de nuestras instituciones públicas nadie diría que se nos está llenando de pobres el recibidor (como cantó Serrat). Veamos: en el Cabildo los pobres han de esperar pues un consejero ha decidido que él y lo suyo es muy importante y se ha abierto el debate de si el egocéntrico le quita competencias. En Yaiza los que mandan se han ofendido muchísimo porque los menesterosos  ya sabe el escándalo que supone el sueldo de los diez liberados, diez, que permite Gladys Acuña. En Haría los infortunados deben aguardar a ser atendidos a que Pepe Torres (y ahora el PSOE y también el PP) terminen con el show del canon.

En Tinajo los necesitados asisten al triste espectáculo de sobresueldos, facturas raritas y dimisiones en tanto les dan el vale para el súper y en Arrecife el Gobierno ha decidido que lo importante es procurar que entre todos, pobres incluidos, les paguemos el abogado y el procurador a los sospechosos de corrupción. Eso sí, mañana les oirán hablar, sin excepción, de lo mucho que sienten las fatigas de sus vecinos y de cómo les duele el 21%.