jueves, 4 de abril de 2013

Políticas de recortes


Recortar en sanidad, igual que hacerlo en educación, es cerrar un poco más la llave de paso que regula la calidad de vida del ser humano. Quitar el médico de familia y obligar a los ciudadanos a perderse en la jungla de los grandes ambulatorios, es como desnudar públicamente al vecino y hasta violentar su intimidad. A nadie gusta contar según qué cosas a veinte personas distintas, que es lo que ocurre cuando te cambian el médico cada dos por tres.
Tres cuartos de lo mismo ocurre con la educación. Que un alumno dos, tres o hasta más tutores a lo largo de un mismo curso, de entrada recibe un mensaje equivocado de lo que debe ser el mercado laboral, y naturalmente sufre en sus propias notas el para y arranca de cada cambio.
El Gobierno de Canarias, por tanto, debiera ser más que exquisito a la hora de plantearse las políticas sanitarias y educativas. Nunca debieran ser utilizadas como víctimas frente a políticas supra autonómicas.  La doble administración canaria tiene otros muchos lugares de donde recortar. Que elijan entre Gran Canaria o Tenerife.

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