Este domingo el periódico El Mundo se hacía eco de la
reivindicación que están llevando a cabo en La Graciosa para que esa isla sea
oficialmente reconocida como una más de entre las que forman el Archipiélago
Canario. Que pasaría así a tener ocho islas en lugar de las siete actuales.
Parece una petición lógica. Quieren tener entidad propia a todos los niveles y
que en los mapas de geografía se estudie
que las Islas Canarias son ocho. Razones les sobran y hasta las socio políticas
les avalan.
Cuando los niños aprenden en las escuelas a nombrar de
carrerilla las islas Baleares, a nadie le extraña que digan que son 5:
Mallorca, Menorca, Ibiza, Formentera y Cabrera. Bien pues esta última, Cabrera,
es isla oficial con una superficie de 17 kilómetros cuadrados y una población
de 12 personas, todas ellas militares.
La Graciosa tiene 29 kilómetros cuadrados y unos 600
habitantes. Y, como Cabrera, no pretende tener gobierno propio. Sólo que la
nombren a ella, con orgullo, cuando se hable de las Islas Canarias. Ocho, y no
siete. Y que si en Tenerife y Gran
Canaria les apetece, nombre a Venezuela como la novena isla canaria.
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