miércoles, 27 de marzo de 2013

De camping...si puedes


Hoy voy a hablarles de una de las tradiciones más arraigadas de la Semana Santa en la que estamos inmersos. Una costumbre que no tiene que ver con misas ni procesiones y que, de hacho, no marca la iglesia: las acampadas. O quizá deberíamos decir, este año, la ausencia de acampadas. Al menos de las legales.
Llama poderosamente la atención que en una isla en la que presumimos de naturaleza haya tantas dificultades para permitir el contacto directo entre el ser humano y esa naturaleza. Es cierto que constituimos el primer peligro para el medio, pero también es verdad que los campistas de espíritu suelen ser absolutamente respetuosos. El problema es que en Lanzarote no les dan la oportunidad de demostrarlo.
Cerrado el cámping de Papagayo porque los políticos son incapaces de gestionarlo y clausurada la zona de San Juan,  se añaden ahora la imposibilidad de hacerlo en Arrieta, Playa Quemada y, en realidad, en todo el litoral de la isla. Esto refuerza la teoría que mantiene desde hace tiempo quien les habla: en Lanzarote, el progreso, consiste en ir perdiendo posibilidades. Buena Semana Santa a todos.

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