domingo, 14 de marzo de 2010

Cámara independiente


El presidente de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de la isla de Lanzarote, Eduardo Spínola, apura sus últimos días de mandato pues hay elecciones en breve y hace tiempo ya que anunció que no se presentaría a la reelección. En realidad no es una reelección tal y como la conocemos en el mundo de la política, pero demos por válido este término porque, para los no puestos, las elecciones en la Cámara son un poco lío.

A lo que iba. Spínola pone punto y final a cuatro años de mandato que siguieron a otros tantos de incansable lucha para conseguir que Lanzarote contara con su propia Cámara de Comercio. Y lo hace con dos iniciativas que son la demostración de la independencia que el ente ha venido demostrando en el cuatrienio. En una se pide la devolución del patrimonio cameral de cuando Lanzarote estaba integrada en la Cámara de Las Palmas y que, por tanto, creció en bienes con el dinero de los conejeros y en la otra le insiste al Gobierno de Canarias acerca de la manera de terminar con la doble insularidad.

A lo largo del mandato de la primera Cámara en la historia de Lanzarote las muestras de independencia de los poderes político y económico mostradas por Eduardo Spínola han sido más que evidentes. No le ha sido fácil pues entre el casi medio centenar de empresarios que conforman el plenario de la Cámara hay numerosas sensibilidades. Sin embargo la manera de trabajar de Spínola ha logrado esa equidistancia de todos aún a pesar de erosionarse en demasía frente a sus propios compañeros. No se ha plegado a ninguna presión, ni para perder la independencia ni para que la corrupción se instalara también en la Cámara, según reza en el sumario de la Operación Unión.

Y ahora que Spínola se va, el gran reto del que llegue será no sólo mantener el nivel de trabajo y la solvencia económica de la Cámara que se ha logrado en los primeros cuatro años, sino demostrar que se sigue siendo independiente y límpio de sospechas. Y eso no será fácil. El todavía Presidente ha sido mal visto por algunos de los que ahora ambicionan el poder justamente por no plegarse a presiones políticas para no incomodar demasiado al gobierno de turno.

En resumen, que planea sobre la Cámara de Comercio de Lanzarote el peligro de que un par de pelotas de los partidos que gobiernan en Canarias traten de hacerse con la presidencia. Ese sería el escenario soñado por el paulinato: la docilidad de la organización que más ha ejercido de mosca cojonera en esta legislatura. Los parlamentarios regionales por Lanzarote también saludarían con interés que el borrego de guardia mandara en la cámara. Menos presión.

La última palabra la tienen los empresarios. Ellos eligen. Seguir con un par o diluirse como un azucarillo en el mar de la mediocridad política en el que nos movemos desde hace años.

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