Lanzarote tiene 20 bomberos. Una potencia turística como la
nuestra, con centenares de vuelos anuales, grandes hoteles de varias plantas,
miles de habitantes por todas partes, decenas de gasolineras, colegios, un par
de hospitales, etc…etc…tiene 20 bomberos. Hay más consejeros en el Pleno del
Cabildo que bomberos en el Parque. Y no es coña. En abril del año 2005 el entonces presidente
Francisco Cabrera se comprometió a crear ocho nuevas plazas. A él no le dio
tiempo porque se tiró del tren en marcha. A Inés Rojas tampoco le ha dado
tiempo y le ha pillado el tren. Pero da igual, ella dice que nos espera un
futuro maravilloso. Como en todo. A optimismo no le gana nadie, desde luego.
Lanzarote
está llena de escombreras por todas partes. Por Tinajo, por Tías,…Arrecife es
una inmundicia: coches abandonados, solares llenos de hierros y muebles,
contenedores hasta arriba de mugre, lugares tomados por marginales y
drogadictos, sin Casa de la
Cultura (pa qué), sin plan de tráfico y con la Policía al límite de un
ataque de nervios porque a ellos no les han subido el 15% como a cada currante
del ayuntamiento.
Lanzarote
tiene un Complejo Medioambiental de Zonzamas (cada vez más complejo y menos
medio ambiental) al que le ha dado por incendiarse cada sábado. Un día la
chatarra, otro los restos de poda,….y a esta hora todavía desconocemos si el
Cabildo pedirá explicaciones, abrirá expedientes o, como siempre, se la
envainará para no disgustar a una unión temporal de empresas a la que igual se la
necesita ahora que viene Mayo. Por decir un mes cualquiera.
Lanzarote
tiene la segunda cesta de la compra más cara del Archipiélago. Estamos a la
espera de un informe que dijo la presidenta que había encargado para saber el
por qué. Igual tiene que ver con el transporte marítimo, que no controlamos,
que nos tiene en manos de Trasmediterránea y que, ya está sucediendo, nos trae
los productos frescos con el tiempo suficiente de colocarlos en la estantería
del supermercado antes de que caduquen al día siguiente.
Lanzarote
asiste a un desprecio sin precedentes a la gente de la cultura. Los profesores
del Conservatorio llevan con sus derechos arrinconados desde hace tres años,
tres. La única escuela de Teatro que existe tiene que apartar la mierda de un
supuesto centro cultural de un barrio para que asome el tal Stanislavski por
las paredes húmedas. La isla no figura en el mapa de los circuitos nacionales,
y a duras penas de los regionales.
Lanzarote
está a la cola en las inversiones del Gobierno canario. Históricamente. En el
resto del archipiélago ya lucen proyectos de Calatrava o lustrosos trenecitos.
Los Cruceros atracan en grandes infraestructuras portuarias y aquí arrastramos
a los turistas por toda la carretera de los mármoles camino de una ciudad con sus
monumentos patrimoniales semi abandonados.
Podríamos
seguir. Lanzarote, en definitiva, no está ni mucho menos donde Inés Rojas dijo
que la había puesto en su etapa al frente de la Fecai (“en el lugar que por
historia y realidad económica merece”, creo recordar que dijo). Y no es un
ataque a la ahora Presidenta. No es su culpa (de hecho ni siquiera iba para
presidenta). Pero sí es corresponsable, junto con el resto de las personas que
voluntariamente se ofrecen a mejorar la isla, de una situación que todo el
mundo ve. Con sólo abrir los ojos.
La única
solución que se me ocurre es que de verdad nos pongamos a trabajar. Que los
ayuntamientos miren más por su pueblo (San Bartolomé casco, por ejemplo, da
pena). Que el Cabildo se deje de tantos estudios y monsergas y sea más
ejecutivo y que los Parlamentarios que han presentado sólo diez o doce
iniciativas, o ninguna, empiecen de verdad a defender los intereses de la isla
a la que dicen representar. No podemos volver a perder otros cuatro años.
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