Suelo leer los editoriales de “El Día”. No se
preocupen: los digiero fácilmente con un
cafelito y completando mi
entretenimiento matinal tragándome los
del “Canarias 7” ,
“La Provincia ”,
“El País” y un par de ellos más. También me empapo de artículos de opinión de
los más brillantes columnistas de la Canarias entera. Y de paso, ya que estoy, leo a
Chaves. Debo reconocer que para un periférico como yo resulta hasta
enternecedor comprobar los denodados esfuerzos de José Rodríguez por perpetuar
en lo más alto del poder a Adán Martín y a Coalición Canaria y por inclinar a
favor de Tenerife el histórico –histérico- pleito insular con Gran Canaria (ya
sabrán que para él es, simplemente, “Canaria”). Su problema.
Hoy, sin embargo, el editorial de “El Día” me ha sido útil,
ya ven. Se titula: “Este año Tenerife debe mostrar su fuerza”. Y en su
interior, frases como la que sigue “…Los
tinerfeños deben hacer piña para defender a su isla y a las de su provincia. Y
también, por qué no, a Fuerteventura, la segunda en superficie de Canarias, y a
Lanzarote, que sufren indirectamente los embates de su vecina, Canaria…”.
Gracias, Don Pepito. Ya tenemos chicharreros que nos defiendan de los pérfidos
canariones pero, fundamentalmente, de nosotros mismos. Porque, a qué negarlo,
el principal enemigo de Lanzarote suele ser el propio lanzaroteño elegido,
paradojas de la vida, para sacar esto adelante.
Históricamente el político insular ha sido más que dócil con
su Jefe capitalino. No hablo ya de los parlamentarios a los que se les olvida,
legislatura tras legislatura, que prometieron defender su isla y no su culo
poltronero. Me refiero, yendo más al fondo, a los cornetas conejeros tocando el
Silencio en lugar del Sorondongo. Fajardo, al calor de la Internacional , se
envainó la Triple Paridad
y dinamitó el partido. La
Luzardo se cavó una trinchera bajo la gaviota y disparó a los
suyos con balas de Soria. Y la casa
común del nacionalismo limita al norte, sur, este y oeste con El Sauzal, provincia de Santa Cruz de
Tenerife. Y así nos va.
O sea que leer eso de que este año Tenerife debe mostrar su
fuerza, qué quieren que les diga, acojona. Ya me veo a los ocho que salgan en
mayo levantando el dedo para que se construya un tren de alta velocidad entre
Arona y Tegueste pasando por La
Guancha. ¿Y Lanzarote? ¿Cuál ha de ser el año de Lanzarote?
¿Cuándo nos toca a nosotros? ¿Falta mucho para que demos el puñetazo encima de
la mesa? ¿A quien le toca hacer de Don Pepito? Si me permiten, podemos empezar
desde ya.
Es la hora de Lanzarote. La indudable joya del Archipiélago se
va quedando cada vez más minimizada y arrinconada por los pepitómanos
chicharreros y canariones, ante la
mirada embobada de los políticos insulares. ¡Despierten, carajo! Retomen el
control de la isla y no pidan: exijan. Que la negociación del REF haya sido la
última vez que nos bajamos los calzones periféricos. Lanzarote merece mucho más
de lo que tiene. Se mire por donde se mire. Autoridad Portuaria propia, pero
ya. Palacio de Congresos de inmediato y, por supuesto, que prestigie con su
presencia. Hospital en el Sur, ¿por qué no?...Y así podríamos seguir.
Lanzarote, despierta o te hunden. Con un par.
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