El 21 de junio de 2003 Dimas Martín (001) tomaba posesión
como presidente del Cabildo. Así lo quisimos los ciudadanos pese a que tenía
pendiente una condena y un juicio con muy mala pinta –tanta que le tiene otra
vez a las puertas de prisión-. El 10 de enero de 2004, Dimas entra en Tahíche.
Pero sigue siendo presidente. Esta vez ya sin el permiso de los ciudadanos,
pero permitiéndolo Coalición Canaria y el Partido Popular. Conviene no olvidar.
Tendremos un presidente entre rejas hasta junio, más o menos, cuando Dimas
dimite no sin antes teledirigir a Mario Pérez (002) que se queda guardándole el
sillón como presidente accidental.
En julio de 2004, María José Docal (003) toma posesión como
presidenta en medio de una fuerte crisis en el PIL. Aguanta hasta febrero de
2005 cuando dimite por problemas de salud pero con una moción de censura
presentada en su contra y firmada, entre otros, por sus ex compañeros de
partido. Es Plácida Guerra (004) quien preside esa sesión que encumbra a
Francisco Cabrera (005), del Partido Popular, a lo más alto de la política
insular. Fue el 23-F de aquel año. Verídico.
Apenas cien días en el Gobierno y Cabrera la lía
destituyendo a los de Coalición Canaria y haciéndose tal bucle que acaba renunciando
al cargo aupando a Loly Luzardo (006) a la Presidencia en un
histórico dúo de gobierno formado por ella misma y Paco –harakiri- Cabrera (Astrid
Pérez estaba de baja por pre-maternidad -eso dice ella, pero para mí que le
daba vergüenza todo lo que estaba pasando-). El caso es que esta situación se
mantiene hasta que el 30 de junio de 2005, y tras la enésima consulta a la Junta Electoral , sección
Lanzarote, Inés Rojas (007) es proclamada presidenta del Cabildo.
Ayer, 30 de noviembre de 2006, el Partido Socialista rompía
un pacto que debió romper mucho antes y deja en minoría a 007 (sin faltar, sólo
sigo el orden de los presidentes) y sus chicos/as del grupo de Bondbierno, digo
de Gobierno. Por delante seis meses de legislatura. Se impone la negociación,
la sinceridad, la generosidad, el interés común. Se impone, en definitiva, la
responsabilidad que, como hemos visto, ha estado ausente del Cabildo tres años
y medio.
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