Ya está sobre la mesa. Hacía mucho tiempo que el alcalde de
Tinajo, Jesús Machín (Suso de toda la vida), tenía en mente tratar de convencer
a los dirigentes insulares para que se construyera un circuito permanente de
automovilismo en la isla. Al estilo del de Telde, en Gran Canaria, donde
durante varios años se ha realizado la llamada Carrera de Campeones. Pero tenía
miedo a la reacción de la ciudadanía. Suso, por el contrario, está seguro de
contar con el favor de los aficionados a los rallys que en Lanzarote,
efectivamente, son multitud. En realidad ahora dudo si son aficionados al
deporte o a cogerse unas trancas del quince mientras ven coches guapos. Pero bueno, a lo que iba: Machín
le teme a la reacción ciudadana y a los ecologistas. Y por ello este asunto ha
estado más o menos tapado durante largo tiempo. Por ampliar: en algún cajón
ilustre del Cabildo hay un proyecto o anteproyecto de la tal cosa.
Los
detalles: resulta que Suso Machín, que además de Alcalde como todo el mundo
sabe es piloto de rallys, quiere que sea en su municipio donde se construya el
circuito. Nos trata de convencer, no sólo con los aficionados –quiere reunir
20.000 firmas, y las reunirá- sino con el cuento este que de último nos trata
de vender el Cabildo y que se llama Oferta de Ocio Complementario (cuyas
principales actuaciones que sugieren los alcaldes, dicho sea de paso, son
ajenas al PTE, pero bueno….). Yo veo más lo primero que lo segundo. Imagino más
conejeros brincando en las gradas del hipotético circuito que a la Hapag Lloyd fletando vuelos de
finlandeses que quieren visitar la isla atraídos por el autódromo. Y una
cuestión no menor. Suso Machín no sólo quiere que el circuito sea en Tinajo
sino que propone que lo hagan en unos terrenillos que se ha comprado en la
falda del volcán Timbayba. Que lo fía y que el Cabildo se lo pague en quince
años o por ahí. Feo, feo.
Yo, qué
quieren que les diga, no veo mal un circuito permanente en la isla. En efecto,
los rallys mueven legión de fanáticos (tan apasionados en los tramos como
muchos de ellos peligrosos en los desplazamientos de antes y de después del
rally, pero esa es otra historia). No sólo podría albergar acontecimientos automovilísticos
de variada índole, sino actuar como recinto para escuelas de conducción –no
confundir con autoescuelas-, desahogo de los quadstreros que hoy día campan a sus anchas por esos caminos de
Dios (y en los que el Seprona no debe tener permiso para entrar, por lo visto),
e incluso como banco de pruebas de accesorios, ruedas, motores, y demás.
Sin embargo
no acabo de ver el lugar donde se propone y, fundamentalmente, el modo de
desarrollar la idea. Que un alcalde se compre una parcelita en plan rústico y
tal y que el Gobierno le haga allí un circuito permanente con todo lo que lleva
aparejado es como para añadir otro miedo: Suso Machín ya no debería temer sólo
a la reacción de los ciudadanos o a las organizaciones ecologistas, es que
también le debería tener pánico a lo que dijera la Fiscalía Anticorrupción.
Mejor, si lo hacemos, que lo hagamos en otro sitio y con otras formas.
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