martes, 11 de julio de 2006

El circuito de Suso


Ya está sobre la mesa. Hacía mucho tiempo que el alcalde de Tinajo, Jesús Machín (Suso de toda la vida), tenía en mente tratar de convencer a los dirigentes insulares para que se construyera un circuito permanente de automovilismo en la isla. Al estilo del de Telde, en Gran Canaria, donde durante varios años se ha realizado la llamada Carrera de Campeones. Pero tenía miedo a la reacción de la ciudadanía. Suso, por el contrario, está seguro de contar con el favor de los aficionados a los rallys que en Lanzarote, efectivamente, son multitud. En realidad ahora dudo si son aficionados al deporte o a cogerse unas trancas del quince mientras ven coches guapos. Pero bueno, a lo que iba: Machín le teme a la reacción ciudadana y a los ecologistas. Y por ello este asunto ha estado más o menos tapado durante largo tiempo. Por ampliar: en algún cajón ilustre del Cabildo hay un proyecto o anteproyecto de la tal cosa.
            Los detalles: resulta que Suso Machín, que además de Alcalde como todo el mundo sabe es piloto de rallys, quiere que sea en su municipio donde se construya el circuito. Nos trata de convencer, no sólo con los aficionados –quiere reunir 20.000 firmas, y las reunirá- sino con el cuento este que de último nos trata de vender el Cabildo y que se llama Oferta de Ocio Complementario (cuyas principales actuaciones que sugieren los alcaldes, dicho sea de paso, son ajenas al PTE, pero bueno….). Yo veo más lo primero que lo segundo. Imagino más conejeros brincando en las gradas del hipotético circuito que a la Hapag Lloyd fletando vuelos de finlandeses que quieren visitar la isla atraídos por el autódromo. Y una cuestión no menor. Suso Machín no sólo quiere que el circuito sea en Tinajo sino que propone que lo hagan en unos terrenillos que se ha comprado en la falda del volcán Timbayba. Que lo fía y que el Cabildo se lo pague en quince años o por ahí. Feo, feo.
            Yo, qué quieren que les diga, no veo mal un circuito permanente en la isla. En efecto, los rallys mueven legión de fanáticos (tan apasionados en los tramos como muchos de ellos peligrosos en los desplazamientos de antes y de después del rally, pero esa es otra historia). No sólo podría albergar acontecimientos automovilísticos de variada índole, sino actuar como recinto para escuelas de conducción –no confundir con autoescuelas-, desahogo de los quadstreros que hoy día campan a sus anchas por esos caminos de Dios (y en los que el Seprona no debe tener permiso para entrar, por lo visto), e incluso como banco de pruebas de accesorios, ruedas, motores, y demás.
            Sin embargo no acabo de ver el lugar donde se propone y, fundamentalmente, el modo de desarrollar la idea. Que un alcalde se compre una parcelita en plan rústico y tal y que el Gobierno le haga allí un circuito permanente con todo lo que lleva aparejado es como para añadir otro miedo: Suso Machín ya no debería temer sólo a la reacción de los ciudadanos o a las organizaciones ecologistas, es que también le debería tener pánico a lo que dijera la  Fiscalía Anticorrupción. Mejor, si lo hacemos, que lo hagamos en otro sitio y con otras formas.

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