Lo siento, Dimas. Si ingresas de nuevo en Tahíche no cuentes
conmigo para acompañarte hasta el umbral enrejado. No te pillará de sorpresa
porque sabes que otras veces tampoco he ido. Ni siquiera a cubrir la noticia.
Para mí guardo si lo siento o no, si lo comparto o no, si lo entiendo o no. Y
tú me conoces. Sé que no me echarás de menos porque, entre otras cosas,
volverás a arrastrar a centenares de fieles que te arroparán en el duro trance.
Y sé también que dejarás lejos el recuerdo de la última ocasión. Así que ni
notarás que esta vez no estarán ni María Isabel, ni Celso, ni Inés, ni Juan
Pedro ni tantos otros que han acabado sacándote los ojos. ¿Tanto daño les
hiciste?
Qué miseria
la política. Muchos creímos que todo aquello era amistad que perdura por encima
de los intereses políticos. Que gente que tú te inventaste y elevaste a los
altares de la poltrona te habían cogido cariño. Que las lágrimas eran reales.
Que las gafas de sol ocultaban verdadero pesar. Que el ridículo aquel de todos
ellos con las pegatinas de “preso político” era un ridículo consciente. Pero
no. Todo era mentira. Sin poder no eres nadie, tío. Al menos para muchos de tus
particulares frankensteins.
Vuelves a estar en el abismo que ya conoces. Esta
vez te denunció un socialista, ¿recuerdas? A pesar de ello le diste alas hasta
asegurarle un retiro dorado en el mismo lugar donde fue alcalde con Franco. A
cambio metiste a los tuyos que ahí siguen. Sólo que ahora preferirán “Cine de
Barrio” a las puertas de Tahíche cuando llegue un nuevo sábado por la tarde.
No sé si
así es la vida. Pero así es la política en esta isla. Tú no eres ajeno en la
doctrina de los hoy apóstoles. Debiste adivinarlo, pero quizá has estado
demasiado ocupado en tu sempiterna huida hacia adelante. El carrusel no se para
y ahora afrontas un nuevo atardecer. Pero el sol volverá a salir, seguro, algún
día. Esta vez vete preparado y procúrate unas buenas gafas de sol. Puedes
elegir entre las que dejaron tiradas aquellos que te acompañaron el penúltimo
sábado por la tarde de tu historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario