lunes, 15 de mayo de 2006

Que hablen los alcaldes


¿No sienten curiosidad? ¿No les gustaría saber qué proponen y dónde lo proponen? ¿No les parece interesante escuchar de nuestros administradores más cercanos qué quieren hacer con nuestro territorio? Yo me muero de ganas. Que hablen los alcaldes. Es su turno. Que nos digan qué Oferta Complementaria de Ocio quieren para el municipio. Impaciente estoy. Escucharles no ha de ser malo. Hacerles caso ya sería otra cosa si sus propuestas fueren disparatadas (alguna lo será, ya verán). Lo que el Consejero de Política Territorial del Cabildo, Carlos Espino, llamó “concurso de ocurrencias” debería comenzar ya mismo. Y además debería ser público.  En plan atril frente a un auditorio libre y relato pormenorizado de lo que cada cual se pide. Personalmente creo que eso es ahora lo importante una vez garantizada la desclasificación de camas. Que desembuchen.
            Llevamos varias semanas dándoles vueltas a lo del Plan Territorial Especial, hablando de la Oferta Complementaria de Ocio en términos abstractos. Como si fuera fluido y no materia. Pero el caso es que la Oferta en cuestión tiene chicha. Vaya si tiene. Y queremos verla. Yo al menos sí quiero. No les duelan prendas a la hora de poner las cartas boca arriba. Sean éstos naipes propios, bien prestados por los grupos de presión que dijo tener Mario Pérez cuando estuvo al frente de la política del territorio en esta misma charlotesca legislatura.
            Qué hacer en los lugares donde se van a desclasificar camas (y que no haya camas ya, claro) pero sobretodo qué se sugiere en esos sitios tan aburridos donde sólo hay aulagas, lapilli y algún que otro resto arqueológico de esos que pone de los nervios a Sergio Machín, el consejero de Obras Públicas.  Porque inocente ha de ser aquél que crea que la maquinaria come-territorio se ha vendido a Cabo Verde. Sigue aquí, agazapada en eso que llaman Oferta de Ocio Complementaria. Si la sacudimos asomará.
            Que hablen los alcaldes. Todos. Uno a uno. Yo quiero esto, esto y esto otro. Y lo quiero aquí, allá y acullá. Cuando se hayan desahogado, será el turno del Cabildo. Ante el vicio de pedir, dicen, está la virtud de no dar. Messieurs (et madame): vous parlez. Grítelo fuerte, cristiano. Que el clamor de lo que pida llegue a mayo de 2007. Entonces hablará el pueblo.

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