¿No sienten curiosidad? ¿No les gustaría saber qué proponen
y dónde lo proponen? ¿No les parece interesante escuchar de nuestros
administradores más cercanos qué quieren hacer con nuestro territorio? Yo me
muero de ganas. Que hablen los alcaldes. Es su turno. Que nos digan qué Oferta
Complementaria de Ocio quieren para el municipio. Impaciente estoy. Escucharles
no ha de ser malo. Hacerles caso ya sería otra cosa si sus propuestas fueren
disparatadas (alguna lo será, ya verán). Lo que el Consejero de Política
Territorial del Cabildo, Carlos Espino, llamó “concurso de ocurrencias” debería
comenzar ya mismo. Y además debería ser público. En plan atril frente a un auditorio libre y
relato pormenorizado de lo que cada cual se pide. Personalmente creo que eso es
ahora lo importante una vez garantizada la desclasificación de camas. Que
desembuchen.
Llevamos
varias semanas dándoles vueltas a lo del Plan Territorial Especial, hablando de
la Oferta Complementaria
de Ocio en términos abstractos. Como si fuera fluido y no materia. Pero el caso
es que la Oferta
en cuestión tiene chicha. Vaya si tiene. Y queremos verla. Yo al menos sí
quiero. No les duelan prendas a la hora de poner las cartas boca arriba. Sean
éstos naipes propios, bien prestados por los grupos de presión que dijo tener
Mario Pérez cuando estuvo al frente de la política del territorio en esta misma
charlotesca legislatura.
Qué hacer
en los lugares donde se van a desclasificar camas (y que no haya camas ya,
claro) pero sobretodo qué se sugiere en esos sitios tan aburridos donde sólo
hay aulagas, lapilli y algún que otro resto arqueológico de esos que pone de
los nervios a Sergio Machín, el consejero de Obras Públicas. Porque inocente ha de ser aquél que crea que
la maquinaria come-territorio se ha vendido a Cabo Verde. Sigue aquí, agazapada
en eso que llaman Oferta de Ocio Complementaria. Si la sacudimos asomará.
Que hablen
los alcaldes. Todos. Uno a uno. Yo quiero esto, esto y esto otro. Y lo quiero
aquí, allá y acullá. Cuando se hayan desahogado, será el turno del Cabildo.
Ante el vicio de pedir, dicen, está la virtud de no dar. Messieurs (et madame):
vous parlez. Grítelo fuerte, cristiano. Que el clamor de lo que pida llegue a
mayo de 2007. Entonces hablará el pueblo.
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