No debo ser el único. Cuento con que ustedes hayan escuchado
a un tal Koala berrear una, llamemos, canción que lleva por título O pá yo via hacé un corrá. Así tal cual.
Tranquilos si no la han escuchado. Ya lo harán pues amenaza con convertirse en
la canción del verano. En síntesis, el paisano se muestra más que ilusionado
con la idea de hacer un corral, y se lo cuenta a su padre. Describe que cogerá
un par de tablones, la chapa de los bidones, que tiene las maneras e
intenciones y que p’alante. Y digo yo
que suerte tiene de vivir en Extremadura. De haber vivido aquí la canción
pasaría a llamarse O pá no me dejan hase
un corrá. Porque salvo que seas autoridad o primo hermano de la autoridad,
ni se te ocurra tocar una piedra en el campo porque te caen arriba el Seprona,
Medio Ambiente, la Brigada Ecológica ,
el Equipo A y las cheerleaders de los Grizzlies de Memphis. Y no vale decir que
“es que el concejal me ha dicho-que-vaya-haciendo-que-ya-me-darán-licencia”.
Pero
estamos trabajando en ello. Hace la tira de años que estamos trabajando en
ello. Trabajamos tanto en ello que se nos olvida que las tareas no sólo hay que
empezarlas sino, y sobretodo, terminarlas. Data del año 2003 la Aprobación Inicial
de la Revisión
del Plan Insular de Ordenación (PIO), y de muchísimo antes el problema y su
discusión, y todavía tenemos las cabras en el corral al lado de la Farmacia del pueblo. Prometieron
ofrecer un tratamiento específico, adecuado y más flexible a toda una serie de
obras menores como aljibes o vallados y además
modular la edificación en almacenes y establos en función de la
dimensión de la parcela y la revisión de sus condiciones de localización en
ciertas categorías de suelo rústico, entre otras cosas. Pero la realidad es que
la gente del campo sigue esperando y con las manos atadas.
Siempre hay
algo que acaba por desplazar este debate a un segundo o tercer plano. La pobre
gente del campo a la que tanto queremos, a la que tanto admiramos, a la que
tanto debemos y de la que tanto nos acordamos mes y medio antes de las
elecciones, sigue mirando con cara de estupor a los grandes teóricos del
territorio. Unos proponiendo aquaparks donde antes hubo papas, otros pantalanes
donde las viejas se encontraban con el cebo y los de más allá circuitos de
Fórmula 1 sobre jable. Batatódromo, lo podrían llamar, sugiero.
En
definitiva, que quizá el tal Koala del que les hablé al principio nos ha dado
la pista. Ya que aquí no nos dejan hasé
un corrá, mejor nos ponemos a cantar y reconvertimos las cebollas en cd’s,
las papas en emepetrés y la
Geria en el Festival de Benidorm. Y sino, ¿no dicen que quien
canta su mal espanta?, pues igual espantamos a cuatro o cinco de esos teóricos
y en las próximas elecciones tenemos más suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario