Era habitual la imagen de Dimas Martín acudiendo a citas
políticas acompañado por Emilia Perdomo, Plácida Guerra, María José Docal, Mª
Isabel Déniz, Lolina Curbelo y Carmen Ramos. Ahora estas tres últimas ya no van
con Dimas a ninguna parte. Pues va el
hombre y lejos de deprimirse, las sustituye por….¡trescientas cincuenta!. Más o
menos. Jóvenes, menos jóvenes y todavía menos jóvenes. Altas y bajas, rubias,
morenas o castañas. De la capital y de los campos. Trescientas cincuenta mujeres
en el Gran Hotel de Arrecife. Y dicen que varias decenas lamentándose por no
conseguir plaza para la cena-recado verdefucsia del PIL. El mensaje ha sido
enviado, que diría mi móvil.
Contemplar
las imágenes de tres centenares y medio de mujeres, elegantes para la ocasión,
en torno a unas mesas no menos lustrosas, con el cartelito conmemorativo, un pin y una esterlicia con lacito bicolor por cubierto, supone un “tranquilos
que aquí estamos” para aquellos que medio dudan de si el PIL vive o simplemente
respira tras los acontecimientos de la primavera pasada. Pero además, semejante
cocktail de perfumes, tenía como misión aromatizar el congreso constituyente de
Asamblea por Lanzarote (APL) que se celebra este próximo sábado en el mismo
lugar.
De puertas
afuera en APL ni se han dado por aludidos. Trabajan ya por conseguir un
ambientador capaz de eliminar los olores que hayan quedado. Pero en petit comité
dudan que actualmente exista en el mercado uno tan poderoso. Confían, sin
embargo, que de aquí a un año puedan
conseguirlo. Qué otra les queda. Mientras, en el PIL, ya trabajan de cara a una
nueva cita, puede que en Los Zocos en mes, mes y medio, que reúna a seis o
setecientas mujeres más. Las que fueron y las que se quedaron sin ir, aseguran.
No quieren dar tregua de cara a reconquistar los territorios perdidos. Tengo
para mí que asistiremos a un toma y daca gastronómico entre los que hasta
anteayer compartían mesa. Pero no serán los únicos. El restaurante ha abierto.
Habrá cenas para mujeres, para
hombres, para mujeres y hombres, solos o en pareja, habrá desayunos
sectoriales, almuerzos de trabajo y hasta botellones para el piberío. Habrá
cocktails para empresarios, canapés para periodistas y cruasanes con
mantequilla para touroperadores. Lo harán los unos y los otros y los de más
allá. 2007 ya se ve. Quedamos todos invitados. Lo que no sé es quién pagará
tanta factura.
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