lunes, 27 de febrero de 2006

Adán Martín y el respeto a la ciudadanía


Quede claro desde el principio: no dudo del respeto que el presidente del Gobierno de Canarias, Adán Martín, tiene para con sus administrados. Que son todos los que aquí viven y votan. A Coalición o a cualquier otro partido. Incluso los que no votan o lo hacen en blanco o de forma no válida. Ahora bien, a veces disimula ese respeto o, directamente lo oculta.

Viene esto a cuento por las recientes declaraciones de Martín Menis en relación a la postura del Comisario de Medio Ambiente de la Unión Europea que ha decidido darse un poco más de tiempo para estudiar el proyecto de construcción del polémico Puerto de Granadilla, en Tenerife. Ha dicho nuestro presidente que “la presión de grupos minoritarios que no se presentaron a las elecciones y que se oponen a los acuerdos del Parlamento canario no puede impedir una obra necesaria”. De pena.

De pena por muchos motivos. Destacaré sólo dos. Sin entrar en el fondo de la cuestión -el Puerto de Granadilla- Adán Martín transparenta un profundo rechazo, primero, por los grupos que él dice que son minoritarios, y que está por ver puesto que yo no estaría tan seguro que organizaciones como WWF/Adena, SEO/Bird Life, Ecologistas en Acción o Greenpeace sean tan minoritarios como asegura el primero de los canarios. Y segundo porque la frasecita en cuestión “…no se presentaron a las elecciones…” es sinónimo de totalitarismo trasnochado. Aquí no opina sino quien se presenta a las elecciones. Toma ya. Y nadie le ha dicho que rectifique.

Con este artículo, por tanto, me estoy poniendo fuera de la línea oficial que nos corresponde a los ciudadanos que no nos presentamos a las elecciones en 2003. Opino sobre un hecho acaecido en el archipiélago adanmartiniano. Dios me perdone. El caso es que no es la primera vez que oigo de un político con respecto a un ciudadano o grupo de ciudadanos esa cosa de “si quiere opinar, que se presente a las elecciones”. La cosa tiene tela.

¿Dónde queda aquello de la participación ciudadana que todos incluyeron hasta el aburrimiento en la campaña electoral? ¿Dónde el orgullo que ha de sentir un presidente al frente de una sociedad civil viva? ¿Dónde las políticas del siglo XXI?  Ansioso ya de que termine la era de la garbanzada, la gorra y la guagua, del “yo le acompaño a votar, señora, vaya dándome el DNI”, del beso en la mejilla del niño y el billete de 50 euros a la madre para que le compre libros. Reclamo que me dejen ser mayor de edad. Quiero opinar…sin tener que presentarme a unas elecciones. Así sea.

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