jueves, 16 de abril de 2015

Sí quieren saber algo de política

La gente ya no quiere saber nada de política o, en el mejor de los casos, la gente cada vez se interesa menos por la política. Son frases que tanto usted como yo hemos oído en más de una oportunidad. Y, ciertamente, motivos hay para que eso sea así. La corrupción, que no cesa de darnos nombres relevantes, es el principal motivo de hastío de la ciudadanía. Pero no el único: hartos estamos todos de gente que, a falta de un oficio, hace de la política su modo de vida. Y se esclaviza de tal manera que no duda en saltar de partido en partido con tal de seguir viviendo, y muy bien, de las arcas públicas. O aquellos otros que no se conforman con ese vivir bien y rebañan hasta la última gota el plato de lo público: sueldo, pagas extras, dietas, comisiones (legales e ilegales), regalos...y un largo etcétera.  Y, en fin, aquellos otros que traicionan compañeros, ideas y partidos haciendo suya un acta que jamás hubieran soñado tener de no ser, precisamente, por un partido. Malos tiempos para la confianza en la política y los políticos.

Sin embargo, frente a ese triste panorama, encontramos algunas excepciones. Gente que sí quiere saber algo de política hasta el punto de verlos asomarse a las listas electorales. No voy a individualizar en nadie en concreto. Ejemplos hay varios. Pero sí es justo poner de manifiesto la presencia en estas elecciones en Lanzarote de incipientes treintañeros con carreras, másters, residencias en el extranjero y experiencia laboral en prestigiosas firmas. 

Personalmente saludo con interés a estos jóvenes, ellos y ellas, suficientemente formados con iniciativas y valores como para ir jubilando a tanto cafre colonizador de despachos oficiales. Se dijo: si quieren opinar, preséntense a las elecciones. Y se han presentado.

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