viernes, 12 de septiembre de 2014

Tengo ideología. ¿Pasa algo?

FOTO: www.theprisma.co.uk

A finales de julio de este año moría en Panxón (Pontevedra) la periodista María Antonia Iglesias. Más allá de lo que fue o representó en su trayectoria profesional, me llamó la atención que quienes la conocieron destacaban casi de manera unánime su fuerte carácter. De ella escribió el periodista José María Izquierdo, que no hubiera dudado en recriminar en público a cualquiera que afeara su militancia intelectual en la izquierda. Tengo ideología, ¿pasa algo?,  sostiene que le hubiese espetado. 

Este pasaje narrado me pilló en medio de la breve travesía realizada por los mares de la política y sirvió para que me reafirmara en la postura que desde un principio he mantenido. Tengo ideología, sí. ¿Pasa algo? Soy de izquierdas. Ni mejor ni peor: de izquierdas. Al final, todo esto de la ideología no es sino el resultado final de las respuestas a una serie de preguntas que la vida te va poniendo delante. Lo quieras o no.

En determinados ambientes en la isla, fundamentalmente el periodismo y la política, mi decisión de concurrir como candidato independiente en las listas de IU al Parlamento Europeo, ha dado pie a no pocos comentarios. Desde la profesión, los hay que ya ha sentenciado que los periodistas (entre otros oficios) no deben hacer pública su militancia; desde la política entienden que eso te inhabilita para seguir opinando de política. Lo segundo, directamente, me la trae al pairo. El político, al menos el político insular, siempre ha necesitado etiquetar al periodista, o al medio, para justificarlo todo en el nombre de esa misma Política. Incapaces de ver más allá de eso.

Sobre la primera cuestión he llegado al convencimiento de que no es incompatible hacer pública tu militancia (intelectual, en este caso) con el ejercicio de la profesión. Todos, todos, tenemos ideología. Lo de "yo soy apolítico", que seguro les suena de haberlo oído en alguna ocasión, es tan falso como un billete de tres euros. Podrás no militar en partido alguno, pero tu modo de pensar te lleva directamente a tener tendencia política. De un lado, de otro, de arriba, de abajo, pero se tiene ideología. 

En la profesión periodística hace mucho tiempo que se superó el debate de la objetividad, sustituyendo esa entelequia por el de la honestidad. Y la honestidad ya no tiene que ver con qué ideología se profese, sino con la catadura moral del individuo. Así que vuelvo a la profesión. Y lo hago con el convencimiento íntimo de que la ejerceré exactamente igual que antes de que ninguno de ustedes supiera, o intuyera, que tenía ideología. ¿Pasa algo?





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