Se quejan en Titerroy del agravio
comparativo que supone que los jóvenes de la zona no puedan utilizar el
pabellón del barrio si antes no pasan por la preceptiva caja municipal y de que
esa instalación está infrautilizada durante las mañanas.
Y luego asisten, atónitos, como
el resto de la ciudadanía, supongo, al hecho de que una guagua turística
privada entre como Pedro por su casa, y lo de Pedro no va con segundas
intenciones, para que la puedan rotular. Al parecer ese día había viento en la
calle y tenía que hacerse dentro de un recinto,
Así lo ha denunciado AC25M y
transcurridas más de 24 horas desde la denuncia el ayuntamiento de Arrecife no
ha dado ningún tipo de explicación. Y, sinceramente, ni se la espera. Alguno de
los que gobiernan en la ciudad pertenece a la vieja generación de políticos que
sigue creyendo que si no se habla de las cosas, el ciudadano acaba creyendo que
estas nunca han existido. Pero sí, todo el mundo ha podido ver una guagua
dentro del pabellón de Titerroy y no para dejar deportistas sino para ser
serigrafiada. Un negocio, el de la serigrafía, por el que no parece pasar la
crisis. Al menos no para todos.
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