viernes, 12 de abril de 2013

Plana y Soria


Llegamos hoy al final de una semana en la que el nombre de Lanzarote ha recorrido esos caminos que Dios, o quien sea, ha puesto a lo largo de toda la geografía nacional. Y en ese caminar el nombre de la isla se ha visto asociado a los más bellos valores de la ética y la moral, pero también lo ha hecho manchado por el barro del fanatismo y la intolerancia.
El magistrado Juan José Cobo Plana nos ha enseñado que es posible macerar la siempre fría legislación en un adobo ético. Que, seguro, marcará un antes y un después en las relaciones entre lo humano y la economía doméstica.
Pero de otro lado un político, Sigfrid Soria, ex diputado regional, ex presidente de la Academia de Seguridad Canaria y hasta ex presidente del Partido Popular en Costa Rica, y no es broma, ha hecho que Lanzarote se asocie al extremismo. A unas actitudes que la propia presidenta del PP local, al que pertenece Soria, ha tachado de fascistas. Y yo prefiero quedarme con la bella lección del juez

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