Tiene el ayuntamiento de Arrecife
muchos y variados problemas. Seguramente el económico sea el más agobiante en
estos momentos, como les sucede a muchas otras corporaciones, empresas y
familias. Pero acaso el que más les ha de preocupar es el mal funcionamiento de
la maquinaria administrativa del consistorio.
Los distintos escándalos de
corrupción que se han ido conociendo, el Caso Unión, la Operación Jable o el
más reciente Caso Montecarlo, han hecho aflorar unos comportamientos indignos
en políticos, técnicos y empresarios, sí, pero también han puesto de manifiesto
una auténtica maraña de departamentos mal organizados, funcionarios que
utilizan los papeles oficiales para sus vendettas laborales, sindicatos que han
armado auténticos bunkers en no pocas oficinas y, en fin, un escenario de
auténtico caos que tiene a la ciudad sumida en un mar de arenas movedizas.
El reciente ejemplo de la piscina
municipal y el pabellón de Argana es otro de los casos en los que al tratar de
salir de un problema, el ayuntamiento se ha hundido un poco más en el lodazal
administrativo La solución a todo esto pasa por unos comportamientos políticos
honestos y unas decisiones contundentes. Por unos cargos públicos que no les
teman a las próximas elecciones o que no se muestren pasivos por tener su fecha
de caducidad política marcada en la frente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario