El próximo lunes, según parece, se constituye el plenario de
la Cámara de Comercio de Lanzarote. Será el inicio del segundo mandato desde
que se creara en abril de 2006. En sus cuatro primeros años de vida, y bajo la
presidencia de Eduardo Spínola, la Cámara de Comercio, Industria y Navegación
de Lanzarote se ha hecho un más que digno hueco entre las organizaciones más
relevantes del Archipiélago. Todo pese a contar con una dura resistencia
procedente de los centros de poder político y económico de las islas
capitalinas y, por qué no decirlo, de alguno de sus miembros a nivel interno.
Hace cuatro
años el empresariado llegó dividido a la cita. A los promotores de la
independencia de la Cámara les salió la feroz competencia de quienes
representaban la acomodada patronal, de un lado, y el sector ladrillo
turístico, de otro. La pelea fue a programazo límpio. Propuestas, ideas,
iniciativas, sugerencias, promesas….el empresariado decidió libremente y
ganaron los que venían currándoselo desde mucho tiempo atrás.
Ahora ha
sido todo distinto. Sólo ha habido elecciones en un epígrafe. El resto se ha
presentado como el fruto de una ficticia unidad. Lo que se ha vendido como la
unión del empresariado, no ha sido sino una dejación de funciones de los
dirigentes de las distintas patronales quienes se han dejado embaucar por un
personaje en exceso ocioso y con aspiraciones tan altas como limitadas sus
capacidades. Otro exponente de la todavía no finiquitada era del mediocrismo insular.
La Cámara
de Comercio de Lanzarote es responsabilidad en exceso alta para José Torres, Pepote. Los empresarios deben saberlo.
Aquellos a los que Pepote embaucó
adivinen ustedes con qué artes (porque el programa ni se conoce) y aquellos
otros que no tenían ni idea de la que se estaba urdiendo casi en secreto. A
hurtadillas, para que los gatos no sospecharan que había dos o tres ratones
sueltos.
Con Pepote manejando los presupuestos de
todos los empresarios y autónomos de la isla, la Cámara se desinflará como un globo
picado. Justo lo que quieren desde la arena política y empresarial de Gran
Canaria y Tenerife. Yeso es una muy mala noticia para Lanzarote. Una isla
tremendamente débil desde el punto de vista político, que no pinta nada en el
panorama archipielágico y, ahora además, con un poder empresarial desactivado.
Porque a
las limitaciones que se sospechan del aspirante a presidente, debemos unir sus
fuertes vínculos con el (o los) gobiernos. Al punto de que buena parte del
volumen de negocios de sus empresas, aseguran miembros del sector, depende de las administraciones públicas.
Naturalmente nadie esperará que con un presidente de estas características,
Lanzarote tenga una Cámara de Comercio de fuerte personalidad y de férreo
perfil reivindicativo, como la que ha presidido Spínola los últimos cuatro
años. Más bien todo lo contrario. un ente plano, aborregado y absolutamente
entregado a los brazos de mandamases chicharreros y canariones. Están a tiempo
de impedir que esto sea así.
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