…perdón. Quise
decir “El cartel del Palacio de Congresos”, no sé bien por qué me salió lo de
Pepote. ¿Quién será Pepote? Venga, a lo mío. Resulta que muy en la línea del
surrealismo político conejero, en Lanzarote tenemos cartel del Palacio de
Congresos pero no tenemos Palacio de Congresos. Ni lo tendremos a corto plazo
porque la Consejera de Turismo del Gobierno de Canarias, Rita Martín se ha
gastado las perras en otra cosa, a pesar de reconocer que el Palacio de
Congresos de Lanzarote es prioritario. El destino de los euros del edificio
nonato van entre otros sitios, al futuro
Parque del Mediterráneo de Playa Blanca y al Jablillo de Costa Teguise, dijo el
otro día.
Así
que ya podemos ir quitando el mentiroso cartel. Por cierto, ¿qué hace ahí ese
cartel? ¿es un anuncio anticipado, muy, muy anticipado de una obra que ni
siquiera tiene el encargo hecho a los arquitectos? ¿es un modo de presionar al
Gobierno de Canarias para que cuando alguno de sus miembros pase por ahí le
piten los oídos? ¿es otra muestra del Lanzarote de cartón piedra que tan bien
nos sale antes de las elecciones? ¿es la ocurrencia de algún ocioso?
Ese
cartel mentiroso lo puso el gobierno socialista en el ayuntamiento de Arrecife,
desmintiendo así la inactividad achacada al grupo de Pérez Parrilla. Cuenta la
leyenda urbana que fue idea de un empresario muy pelota del PP y al que le
gusta moverse como ratoncito de bolsillo en bolsillo de los ternos Hugo
Boss y de compartimento en compartimento
de los bolsos Louis Vuitton, que visten y portan los medianeros del Gobierno de Canarias.
Claro,
el empresario aportó la idea, el ayuntamiento la encargó, alguien la ejecutó y
luego no encontrábamos quien lo pagara. Muy a lo Dimas, por lo que se ve. Si
bien, y por una vez, el omnipresente no tuvo nada que ver. Cuentan que cuando
el empresario pelota llamó orgulloso y contento de su obra a la consejera de
Turismo del Gobierno de Canarias para que apoquinara los mil y pico eurillos
que costó la ocurrencia, alguien le dijo que sí, que esperara sentado y que
para otra vez no fuese tan enterao.
Y
ahí está: ese cartel en plena entrada de la Capital de la isla engañando a
propios y turistas. “Señoras y señores, hete aquí el Palacio de Congresos,
orgullo de una ciudad que sabe hacer las cosas bien, que lo mismo abre una vaca
en canal y la asa en plan medieval a las puertas de una Universidad, que deja
morir un parque recién hecho o monta una cumbre al más alto nivel para que la
grúa no se lleve el coche de una concejal mimosa y malcriada”.
¿Y
Pepote? ¿Quién coño es Pepote?
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