Los argentinos, cuya pasión por el fútbol es de fama
mundial, dividen en dos los estilos posibles: Menottista (de César Luis
Menotti), o Bilardista (de Carlos Salvador Bilardo). Menotti es un
romántico del fútbol, un preciosista. Bilardo gusta más de la marrullería, un
resultadista. En 1992 siendo Bilardo entrenador de un Sevilla en el que jugaba
Maradona, el astro mundial le rompió el tabique a Albístegui, modesto jugador
del Deportivo de La Coruña. Los
dos quedaron tendidos sobre el terreno de juego. En esto que sale el masajista
del Sevilla y al ver el estado más grave del rival (sangraba notablemente por
la nariz) le presta atención dejando de lado al jugador de su equipo. Bilardo,
que estaba en el banquillo hispalense, entra en cólera y empieza a gritar
“…pisálo, pisálo, qué carajo me importa el otro…pisálo, pisálo…los nuestros son
los de colorado…”
Si Dimas
Martín fuera argentino seguramente sería Bilardista. El mensaje que acaba de
lanzar a las bases de “su” PIL es, claramente, el “pisálo, pisálo” pero
referido al acuerdo con Coalición Canaria. Se niega a ser el utillero que le da
agua al rival, disfrazado de compañero por mor de una ficticia alianza
nacionalista que acaba de saltar por los aires. Han puesto la sede, la maquinaria
y hasta las cristaleras para que Coalición Canaria se dé el chorro de gusto con
los supuestos votos ajenos. Y Dimas ha dicho basta.
La continua
aparición en los mítines de los tránsfugas que fueron del PIL la pasada
legislatura, el machaqueo constante de los dimistas de siempre (instalados en
los campos y en los barrios de Arrecife, fundamentalmente) echándole en cara al
fundador de los insularistas de lo corta que tiene la memoria y la sensación de
entreguismo absoluto que ha dado el PIL en esta campaña, han colmado el vaso
del orgullo bilardista de Dimas. Y ha estallado.
Se le pedía
su aparición en la campaña. El candidato al Senado por la ficticia alianza
nacionalista, Jesús Machín, ya no sabía cómo decir lo mucho que quiere a Dimas,
lo buen político que es y la injusticia que los demonios socialistas han
cometido con él. Por su casa de Guatiza han desfilado dirigentes de Coalición
Canaria que no pueden llegar ustedes ni a imaginarse. Y de tanto insistir, al
final Dimas ha aparecido en la campaña. Sí, lo ha hecho. Pero en plan Bilardo.
“Pisálo,
pisálo, qué carajo me importa el otro…pisálo, pisálo…los nuestros son los de
fucsia y verde…”
Las bases
del PIL, que esperaban una señal de su líder histórico para ver qué hacer con
su voto el domingo, ya han recibido el mensaje. Dimas Martín no aparecerá en un
escenario junto a Coalición Canaria elevando el brazo de Jesús Machín y de
Antón Hernández. Dimas Martín ha dicho “pisálo”. Y en la militancia del PIL han
respirado tranquilos: ya no tendrán que traicionar la memoria de los que
quedaron tirados en la cuneta, la pasada legislatura, al coger la guagua de
Coalición Canaria, vía APL.
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