jueves, 14 de febrero de 2008

Dos del dos menos dos igual a cero


Bueno, pues ya está. Ya se ha liado. Esta vez ni siquiera hemos esperado a que esté conformada la cosa. Hemos demostrado que en Lanzarote somos capaces de romper algo antes incluso de crearlo. La isla del dos de cada. De un partido político salen dos, de una asociación vecinal también un par, si hay un club de fútbol lo dividimos y hasta de una murga, hubo un día, salieron dos. Ahora quisimos hacer una asociación de consumidores y usuarios y, ale hop, saldrán dos. Con un par. O sea con dos. Del dos.
            Acumulo mucha decepción al pensar que quizá en un par de noches se haya enterrado tanto impulso ciudadano. Padilla y Marcet, Marcet y Padilla, provocaron un maremoto partiendo de una cuenta de supermercado de más de treinta mil pelas. Y surgió el tsunami ciudadano del dos del dos. Previo paso por un 15-D que ya presagiaba la gran marea. Y se han ahogado. Olvidaron algo tan básico como llevar la barca y el chaleco salvavidas.
            Loable su intención de canalizar la movida en una asociación de consumidores y usuarios de las de verdad. En plan cañero y eso. E igualmente elogiable su invitación pública a que los ciudadanos participaran de ella y fueran cofundadores de la historia. Sólo hubo un fallo: que la gente les hizo caso. Se personaron para formar parte de la asociación y, además, apoyaron a uno de los que se trajeron.
            Inmediatamente empezó el bochornoso espectáculo de las teorías de la conspiración en versión cogollo de Tudela o tomates de Fuerteventura. Que si tu quieres ser la reina madre de carreful, que a ti te mueven los hilos los camarones, que a dónde vas llamando al concejal, que los de las flechas p’arriba te ponen mogollón… Enternecedor.
            Y ahora unos tirarán para un lado y los otros para otro. ¿Para llegar a dónde? Al mismo sitio, en efecto. Ganas de malgastar esfuerzos, contra. No se si estarán a tiempo de recapacitar. Ni  si les apetece. Y no tengo ni idea de a quien corresponde. Pero deberían hacerlo. Aunque sólo sea para que no se dispersen los esfuerzos, para que el divide y vencerás no visite a los que seguimos quejándonos del precio de las cosas, para que la población siga teniendo algo en que creer. Costó, y mucho, llegar al 27-S y se fue en un pis pas. Y sin embargo no hemos aprendido nada. País.

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