Bueno, pues ya está. Ya se ha liado. Esta vez ni siquiera
hemos esperado a que esté conformada la cosa. Hemos demostrado que en Lanzarote
somos capaces de romper algo antes incluso de crearlo. La isla del dos de cada.
De un partido político salen dos, de una asociación vecinal también un par, si
hay un club de fútbol lo dividimos y hasta de una murga, hubo un día, salieron
dos. Ahora quisimos hacer una asociación de consumidores y usuarios y, ale hop,
saldrán dos. Con un par. O sea con dos. Del dos.
Acumulo
mucha decepción al pensar que quizá en un par de noches se haya enterrado tanto
impulso ciudadano. Padilla y Marcet, Marcet y Padilla, provocaron un maremoto
partiendo de una cuenta de supermercado de más de treinta mil pelas. Y surgió
el tsunami ciudadano del dos del dos. Previo paso por un 15-D que ya presagiaba
la gran marea. Y se han ahogado. Olvidaron algo tan básico como llevar la barca
y el chaleco salvavidas.
Loable su
intención de canalizar la movida en una asociación de consumidores y usuarios
de las de verdad. En plan cañero y eso. E igualmente elogiable su invitación
pública a que los ciudadanos participaran de ella y fueran cofundadores de la
historia. Sólo hubo un fallo: que la gente les hizo caso. Se personaron para
formar parte de la asociación y, además, apoyaron a uno de los que se trajeron.
Inmediatamente
empezó el bochornoso espectáculo de las teorías de la conspiración en versión
cogollo de Tudela o tomates de Fuerteventura. Que si tu quieres ser la reina
madre de carreful, que a ti te mueven los hilos los camarones, que a dónde vas
llamando al concejal, que los de las flechas p’arriba te ponen mogollón…
Enternecedor.
Y ahora unos tirarán
para un lado y los otros para otro. ¿Para llegar a dónde? Al mismo sitio, en
efecto. Ganas de malgastar esfuerzos, contra. No se si estarán a tiempo de
recapacitar. Ni si les apetece. Y no
tengo ni idea de a quien corresponde. Pero deberían hacerlo. Aunque sólo sea
para que no se dispersen los esfuerzos, para que el divide y vencerás no visite
a los que seguimos quejándonos del precio de las cosas, para que la población
siga teniendo algo en que creer. Costó, y mucho, llegar al 27-S y se fue en un
pis pas. Y sin embargo no hemos aprendido nada. País.
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