martes, 3 de abril de 2007

El limbo de la historia


Los grandes, los poderosos, los intocables del poder, cualquiera que sea la forma en que éste se les manifieste, deben pensar que ellos son los que escriben la Historia. Ni siquiera cualquier negro a sueldo. Ellos mismos. Y más grandilocuente es el argumento de la Historia que nos incluye a todos, cuanto más mediocre es quien de jerifalte ejerce. Tiene, la Historia que escriben los elegidos, hasta su limbo particular que es adonde van los hechos que nunca han sido.
            Tuve una vez un jefe empresario de la comunicación, que no periodista, que negaba la existencia a aquel político o partido que no compraba su presencia en el Medio. ¿No pagas? No sales. Y sin dar muchas pistas, hay hemerotecas, archivos de radio o de televisión, en los que, por ejemplo, transcurren meses enteros en los que da la sensación de que todo un grupo de gobierno del Cabildo se ha ido de vacaciones largo tiempo.
            Es el limbo de la Historia de Lanzarote en el que creen los notables interinos de los centros de decisión. Si yo no lo cuento, eso no existe. Créanme que así fue. Ahora quizá es distinto ya que la proliferación de medios ha ido dejando en pelotas esas intenciones de ocultar algo que puede hacer daño al de la chequera. Sea ésta pública o privada. He superado la batalla, pero un día estuve en esas trincheras. Y por el mismo precio.
            En mi descarga, para quien guste  juzgarme (hay cola), diré que no pocas veces traté de convencer al cabeza dura y bolsillo lleno de que la Historia es como es. Que si un Presidente inaugura un pantano, el simple hecho de no contarlo no hace desaparecer el pantano. Sólo se seca la credibilidad de quien no lo narra. El pantano sigue ahí, pero en el archivo mediático no está. Ha ido al limbo de la Historia escrita por el poderoso.
            Desgraciadamente, en estos últimos meses de legislatura, el limbo de la Historia ha engordado con hechos que nunca han sido cuyos protagonistas son políticos que ojalá nunca lo vuelvan a ser.

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