Los concejales liberados en el
ayuntamiento de Arrecife, y en los demás, tienen derecho a reimplantarse la
paga extra de Navidad amputada por los ajustes de 2012. Como trabajadores
públicos que son e igual que se ha hecho con el resto de funcionarios y
personal laboral de las administraciones. Y la han cobrado.
El alcalde de Tinajo, y dos
colegas suyos del grupo de Gobierno, tienen todo el derecho a embolsarse 300
euros extras cada mes en concepto de gastos de desplazamiento al utilizar su
vehículo particular para las cosas del ayuntamiento. Y lo están haciendo.
Pero ni unos ni otros tienen la
obligación de hacerlo. Y hasta me atrevería a decir que ni siquiera tienen la
necesidad de hacerlo. Pero lo hacen.
Al final lo que capta el ciudadano
es el gesto feo del no sacrificio. A unos y otros se les ha presentado la
oportunidad de reducir la grieta que separa a política y ciudadanía. Y han
optado por agrandarla todavía más.
Han podido lanzar el mensaje de
la empatía. Yendo más allá: han tenido la opción de ser generosos con los más
necesitados. Pero han preferido rebañar con el pan de la ambición el plato
mucho más que mileurista, hasta que no quede en él ni una migaja de céntimos.
Buen provecho y Feliz Navidad.
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